San Zadornil, al abrigo de los bosques

A.C. / San Zadorlin
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La Sierra de Arcena es junto a los Montes Obarenes la pieza principal del Parque Natural Montes Obarenes-San Zadornil • El rico patrimonio que aún se conserva en los pequeños pueblos es otro de sus valores

La Sierra de Arcena vista desde Villafría de San Zadornil. - Foto: A.C.

La Jurisdicción de San Zadornil es una pequeña península de suelo burgalés rodeada de tierras alavesas. Alcanzarla por carretera obliga a sortear pequeñas y, a veces, difíciles carreteras, lo que quizás haya hecho de ella una zona un tanto desconocida para el turismo. La práctica totalidad del municipio forma parte del Parque Natural Montes Obarenes-San Zadornil y es la Sierra de Arcena y su inmensa riqueza natural el origen de esta protección.

En la capital del municipio, San Zadornil, apenas viven 15 personas todo el año y en sus tres poblaciones hay censadas 68. Esa falta de población ha permitido la regeneración de los bosques y ha contribuido a que los pueblos mantengan el sabor rural. San Zadornil es junto con la zona segoviana de Balsain unas de las de mayor producción maderera de toda España, según explican los responsables de Espacios Naturales de Castilla y León. Se mire hacia donde se mire en este municipio se otean bosques y más bosques.

Pero antes de llegar a ellos y recorrer alguno de los cinco senderos que se han dibujado en sus caminos es obligado detenerse en San Zadornil, donde la Casa del Parque aún permanece cerrada, y es obligado visitar la iglesia románica de San Saturnino (S.XII y XIII) y su torre, el Museo Etnográfico, los dos molinos de la segunda mitad del siglo XIX, y un caserío lleno de encanto.

Teresa Rivas y Ramón López viven en la calle de la Iglesia. Este matrimonio de jubilados que ha regresado a su pueblo tras años de trabajo en la ciudad, muestra con mucho cariño el templo, en el que la Junta de Castilla y León ha invertido cerca de 700.000 euros, y el Museo Etnográfico. Destacan sus pinturas murales del gótico y el barroco halladas en las  últimas obras de restauración en 2010 y el retablo del siglo XVI-XVII, pero es obligado subir a la torre y observar el paisaje dibujado entre arcos y campanas.

A su lado se sitúa el pequeño Museo Etnográfico del municipio, donde se recuerdan los tiempos en que San Zadornil tuvo cine, escuela y puesto de la Guardia Civil. Los vecinos han colaborado con sus recuerdos para dar vida a este coqueto rincón, donde se guarda la maquinaria del antiguo reloj de la torre de la iglesia y sorprenden al viajero las reproducciones de maquinaria agrícola de Eloy Cereceda. Además de rozar la perfección cuentan con sistemas que mueven todas sus piezas.

A pocos metros, los dos pequeños molinos de San Zadornil llevan al visitante a conocer el pasado y como se hacía la harina gracias a las aguas del Arroyo de Paules. Entre muretes de piedra y estos días sobre un manto de hierba y flores silvestres se camina hacia los molinos. En cada uno el agua golpeaba las palas de la noria, ubicada en su parte inferior y este movimiento sirve para hacer girar las piedras que machacan el cereal. En los meses de julio y agosto, una guía profesional muestra la iglesia, el museo y también los molinos. Además, el voluntariado ambiental promovido por Espacios Naturales trabajará este verano en la limpieza del canal de los molinos y colaborará así en la pervivencia de estas joyas etnográficas.

escasa dificultad. Una vez visto el pasado de la localidad, las oportunidades de andar son muchas. En el entorno se dibujan cinco senderos de entre 4,2 y 13,2 kilómetros. El sendero de San Zadornil, que nace en la localidad, es el de mayor largura, con 13,2 kilómetros de baja dificultad apta para toda la familia. Este sendero que va hacia Villafría de San Zadornil, pero sin llegar a esta localidad, lleva al senderista a un enorme castañal, una de las grandes curiosidades del municipio. Plantados por los romanos que necesitaban alimento para sus caballos, los centenarios castaños de San Zadornil son los únicos que perviven en Castilla y León junto a los que se conservan en el norte de León y  Ávila. La tejera es otra de las paradas de este sendero que como todo el resto se adentra en la Sierra de Arcena, la gran barrera natural de 1.360 metros en su punto más alto, entre el Valle de Tobalina y la Jurisdicción de San Zadornil.

El bellísimo desfiladero del río Purón, que nace en Herrán, es la entrada natural desde el Valle de Tobalina hacia la Sierra de Arcena y San Zadornil. Lo que monte a través apenas supera los 10 kilómetros, se convierte nada menos que en 42 si se quiere realizar el recorrido en coche, porque hay que rodear toda la Sierra de Arcena para llegar de un punto a otro. A San Zadornil se entra por el norte desde la BU-550, a la altura de San Pantaleón de Losa, tomando el portillo de la Horca y pasando previamente por varias localidades alavesas, como Bóveda. Por el sur se llega a través de la BU-525 que sale de Pancorbo, junto a la N-I, y pasa por las localidades alavesas de Espejo y Valdegobía.

al otro lado, tobalina. San Millán de San Zadornil, Villafría de San Zadornil y Arroyo de San Zadornil son punto de partida de otros tres senderos, así como la cercana localidad de Valpuesta, cuna del castellano. Parte de ellos llevan al caminante a lo alto de la Sierra de Arcena y le permiten ver ambos lados, en uno San Zadornil y en otro el Valle de Tobalina. Las encinas en las zonas más bajas, los pinos silvestres en las intermedias y las hayas, en las altas, llenan el paisaje de esta zona de transición entre el clima mediterráneo y el atlántico, lo que permite crecer a especies tan diversas.

Los jabalíes dejan sus hozaderos -tierras removidas con el hocico- y sus huellas al paso del senderista, que en cualquier momento se puede topar con un corzo o un buitre sobrevolando el cielo. Colindante con el Parque Natural de Valderejo, ya en tierras de Álava, esta parte de Montes Obarenes-San Zadornil bien merece una visita. Su belleza también se puede recorrer a través del sendero de gran recorrido GR-282, la Senda del Pastoreo, que entra en Burgos desde Álava y que tiene en Las Merindades 71 de sus 485 kilómetros.