La Universidad desarrollará sensores para mejorar los diagnósticos médicos

B.G.R. / Burgos
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El Centro de Materias Primas Críticas busca materiales para crear un dispositivo que permita ecografías más nítidas y precisas

Poco más de un año después de ponerse en marcha, el Centro Internacional de Investigación sobre Materias Primas Críticas (ICCRAMen sus siglas en inglés) ha logrado un nuevo proyecto europeo. En esta ocasión, se trata de uno de los programas científicos más reconocidos, el Marie Curie, y tiene como objetivo el desarrollo de sensores diminutos con importantes aplicaciones que podrían permitir mejorar diagnósticos médicos.

 El objeto de esta investigación, según explica el director del centro, SantiagoCuesta, pasa por crear un dispositivo a partir de los llamados materiales nano-piezoeléctricos, convertidos en «tecnología clave» en un amplio abanico posibilidades en la industria y también en la medicina. En este último campo su utilidad se centra en mejorar la imagen de pruebas que se realizan por ultrasonidos, como son las ecografías y en las que no es posible aplicar la radiografía: «Es especialmente relevante en el diagnóstico prenatal porque podría permitir realizar pruebas altamente eficientes para el diagnóstico temprano de malformaciones y otras patologías».

Estos sensores, que suponen el «corazón» de la tecnología de un ecógrafo, resultan más sensibles que los actuales, lo que permitirá «dar una imagen más precisa y nítida». En los últimos 20 años este tipo de dispositivos han experimentado un crecimiento exponencial y las previsiones a corto plazo sitúan su volumen de negocio en cinco billones de euros al año. Cuesta agrega, además, que Europa representa la «región más importante del sector», copando un 28% de todo el mercado.

Un Marie Curie

El proyecto Marie Curie cuenta con una financiación de 170.000 euros y supone la incorporación de un investigador excelente al Iccram. A mediados de este año, llegará a la UBU Sebastiano Garroni, que actualmente desempeña su trabajo en la universidad italiana de Sassari y que también colaborará con la Politécnica y la Facultad de Ciencias. Bajo la tutela del director del centro, abordará durante los dos próximos años las principales barreras en la comercialización de estos sensores cerámicos para poder aplicarlos a las técnicas de ultrasonido. Dificultades que pasan por estudiar su estabilidad mecánica y su rendimiento eléctrico.

La finalidad del trabajo será la creación de un prototipo eficiente que pueda comercializarse en «tiempo récord». Para ello se aprovecharán las sinergias que tiene el centro de investigación con más de una veintena de empresas y las industrias, dado que también estos dispositivos tienen aplicaciones en este ámbito como en los motores, los transformadores, los discos duros, móviles y portátiles.