El interminable tesoro de un marino burgalés

R.P.B. / Burgos
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Una nueva inmersión en el pecio de La Mercedes, barco capitaneado por el pasiego José de Bustamante cuando se hundió en 1804, permite sacar a la superficie más objetos de valor

Los cazatesoros del Odyssey no se lo llevaron todo. Aunque expoliaron buena parte del botín que trasladaba la fragata Mercedes, una de las cuatro embarcaciones de la escuadra que comandaba José de Bustamante y Guerra, nacido en los montes pasiegos que comparten Burgos y Cantabria (entonces considerado todo ello tierras burgalesas), el pecio, hundido en la costa de Cádiz, ha revelado nuevos secretos.Así, en una excavación subacuática realizada a 1.130 metros de profundidad, se han hallado un cañón pedrero de bronce de 80 centímetros, una maja de almirez de oro, una palmatoria de plata, tres cucharas, un tenedor y tres platos de plata.

Además, en esta expedición al fondo marino se ha configurado un mapa arqueológico de la fragata y de su cargamento, posicionando y localizando la mayoría de los materiales que contenía. Han encontrado las anclas, una vajilla de plata, lingotes, un cañón de hierro y una culebrina, entre otros materiales. Todos los bienes encontrados serán restaurados en los laboratorios del Museo Nacional de Arqueología Subacuática, en Cartagena, para, una vez recobrado su esplendor, pasar a formar parte de la colección del centro, que acoge y exhibe desde hace meses:  alrededor de 500.000 monedas de oro y plata (reales de a ocho y escudos, todos ellos de la época de Carlos IV y acuñados en Lima, Perú en 1803) casi 17 toneladas de tan preciados metales.

Durante la investigación se ha podido confirmar la extensión del pecio, 150 por140 metros, y se ha realizado un mapa oceanográfico para medir las variables que pudieran afectar a la conservación de la fragata, tales como la salinidad, las corrientes o las alteraciones de tipo natural. Para honrar a los 250 marinos que fallecieron en el hundimiento del barco se ha depositado una placa de bronce en el lugar donde están los restos.

Un tesoro azaroso. El brigadier José de Bustamante dirigía una escuadra de cuatro fragatas que había salido de Montevideo (Uruguay) el 9 de agosto de 1804, en tiempos de paz -España era neutral en la guerra que en ese momento libraban ingleses y franceses- cargada con oro, plata, cobre, estaño y pieles del Perú: La Mercedes, Santa Clara, Fama y Medea, buque insignia del contingente español y embarcación en la que navegaba Bustamante. Era una fortuna de valor incalculable. Su destino, Cádiz.

Sin embargo, los ingleses, enterados de la inminente llegada a Europa de todo aquel caudal, y temiendo que con él España fuese a financiar a Francia, decidieron abordar el convoy en las costas del Algarve portugués. El 5 de octubre, divisando tierra a gran distancia, en una zona conocida como Cabo de Santa María, la escuadra española avistó cuatro embarcaciones que, a barlovento, navegaban a gran velocidad hacia ésta. Era la escuadra del comodoro Graham Moore: las fragatas Indefatigable,  Lively, Amphion y Medusa. Temiendo un inminente ataque, el brigadier Bustamante ordenó zafarrancho de combate.

El inglés envió un emisario en bote para que comunicara a la Medea, en la que navegaba Bustamante, que tenían órdenes de tomar los buques y trasladarlos a Inglaterra. Y que lo haría por las buenas o por las malas. Bustamante se negó, precipitando la batalla. La fragata Mercedes fue la primera víctima: alcanzada en su santabárbara, voló por los aires y se fue a pique. Las otras tres fragatas españolas, todas ellas con bajas, fueron finalmente capturadas y trasladadas al puerto de Porstmouth. Alrededor de 5 millones de pesos fuertes de oro y plata transportaba la escuadra española, un tercio propiedad de la Corona y el resto de particulares, en su mayoría comerciantes. Con la Mercedes se hundió una cuarta parte del botín. El resto pasó a ingresar las cuentas del imperio británico. Bustamante fue liberado por los ingleses, honrando así su valentía en alta mar, y el propio marino burgalés solicitó que su conducta fuera juzgada por la Corona española, siendo  al cabo eximido de toda responsabilidad al considerar el tribunal que actuó como debía pese a enfrentarse a fuerzas superiores.

España declaró la guerra a Inglaterra poco después. Sólo un año después del desastre del Cabo de Santa María, España viviría una nueva derrota marítima, quizás la más dolorosa después del fracaso, siglos antes de la Armada Invencible. Sucedió también muy cerca de Cádiz, y nuevamente fue una derrota infligida por los británicos. Comandada por el almirante Nelson, una flota de Su Majestad se impuso a una franco-española. Aquella desastrosa derrota se conoce como la Batalla de Trafalgar.

Doscientos años después, la empresa cazatesoros Odyssey encontró el pecio de La Mercedes y lo expolió, llevándose el botín a Estados Unidos. Pero España litigó en los tribunales, al considerar que era el Estado español el lícito propietario del mismo.En el año  2011 un Tribunal de Apelaciones de Atlanta (Georgia) ratificó la orden de un Juez de Florida para que la empresa cazatesoros entregara todo lo hallado a España. Odissey recurrió el veredicto, pero al año siguiente un fallo del Tribunal Supremo de Estados Unidos lo rechazó, obligando a Odyssey a devolver el tesoro

  Sin embargo, no todos los restos extraídos del pecio fueron devueltos inicialmente. Como consecuencia de la investigación judicial se supo que los responsables de Odyssey habían ocultado parte del tesoro en Gibraltar. Desde el año 2003 estas piezas de incalculable valor se conservan en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena.