Atapuerca, refugio del Homo Illustrator

I.L.H. / Burgos
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15 autores y dibujantes de todo el mundo participan la semana que viene en un taller intensivo que Jorge Martín y otros tres ilustradores internacionales imparten en la localidad burgalesa

Atapuerca ya no es solo la cuna del Homo antecessor y el hogar de conjuntos de seres humanos desde hace, al menos, 1,2 millones de años. La semana que viene, la localidad burgalesa que comparte los yacimientos arqueológicos con Ibeas se convertirá en el refugio temporal de otra especie: el Homo illustrator, un grupo de seres humanos que habitan en todo el planeta y que destacan por sus habilidades con el dibujo, el diseño y las ilustraciones de cuentos infantiles. El Homo illustrator ha desarrollado su potencial creativo con herramientas tan simples como un lápiz y puede atravesar medio globo terráqueo para contactar con otros de su misma especie.

Una de esas reuniones de clan tendrá lugar entre el 2 y el 5 de septiembre en el pueblo de Atapuerca. Quince autores, dibujantes y estudiantes de la especie elegida procedentes de Estados Unidos, Alemania, Japón, Tailandia, Holanda, Irlanda, Inglaterra, Grecia o Eslovenia potenciarán sus conocimientos de la mano de cuatro maestros internacionales: Benji Davies, Chris Haughton, Alexis Deacon y Jorge Martín, el ilustrador burgalés con residencia en Londres que ha organizado estas clases magistrales intensivas cerquita de Agés, el pueblo en el que veranea desde pequeño. «La idea  -que al principio podía parecer peregrina- surgió como una forma de unir dos de mis intereses: mi pasión por los cuentos y un lugar, un entorno, del que estoy enamorado», sostiene Martín, publicista reconvertido en ilustrador y autor del libro J’sais quoi pas faire (Estoy aburrido), publicado en Francia.

La Picturecamp que ha organizado en Atapuerca abarcará en cuatro días todos los aspectos de la creación de libros ilustrados: desde la idea e inspiración a la construcción de la historia(cómo crear suspense o incitar al lector a pasar la página), la ejecución (cómo dar forma al boceto) y la manera de comercializar y lanzar el cuento a los editores. Las clases magistrales son en inglés, idioma compartido por buena parte de la especie, y los conocimientos se pueden aplicar a cualquier país, aunque cada cual tiene sus características.

«Muchos son los llamados y pocos los elegidos», comenta Jorge Martín al reconocer las dificultades que los ilustradores tienen para hacerse un hueco dentro de un gremio muy pequeño y poder vivir únicamente de sus dibujos. «El mundo editorial es muy diferente de un país a otro -añade-. El francés, por ejemplo, es innovador y atrevido, probablemente porque cuenta con subvenciones y existen muchas librerías independientes. Sin embargo el inglés es muy conservador. El español, hasta lo que yo sé, es muy complicado y pagan una miseria. Aunque luego publicados hay libros chulos».

Los tres profesores del clan que le acompañan son dibujantes de prestigio que han recibido innumerables reconocimientos pese a su juventud. Alexis Deacon, por ejemplo, es autor de Beegu, considerado por Times uno de los mejores libros ilustrados de todos los tiempos. De Chris Haughton destaca entre sus publicaciones Bit the lost, la historia de un búho que se cae de la rama de un árbol, y sus libros han sido traducidos a más de veinte idiomas. Y Benji Davies, por su parte, opta a los Premios Mundiales AOI Ilustración 2015 por La isla del abuelo, una conmovedora historia que aborda, con sutileza y profundidad, el tema emocional de perder a un ser querido.