La séptima corona

AGENCIAS
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España se alza con el título continental tras arrollar sin piedad a Rusia en la final del torneo (3-7)

España, con una fantástica primera parte, arrolló ayer a Rusia para recuperar la corona del Campeonato de Europa de fútbol sala y asentarse como el gran dominador en el Viejo Continente con siete títulos. El choque resultó frustrante para el equipo ruso, que vio como su rival se vengaba de la derrota sufrida en las semifinales del último europeo.

Un lanzamiento al palo de Miguelín a los cuatro minutos fue la primera advertencia. El resto fue un vendaval que el equipo de Sergei Skorovich no pudo parar. Alex marcó el primero en el nueve. Fue con un disparo desde el borde del área tras recoger un lanzamiento de falta sacado por Ortiz. Seis después, un robo de balón de Mario Rivillos llevó la pelota a Pola que, tras sortear a un defensa ruso, marcó el segundo.

España se desató entonces. A continuación, Rivillos empaló un saque de banda y batió a Gustavo para anotar el tercero. Ni siquiera habían pasado 60 segundos cuando otro robo de balón supuso el cuarto. Pola, en plena presión, se hizo con la pelota y anotó desde fuera del área. En una acción aislada, un disparo seco desde el lateral de Romulo, Rusia marcó su único gol antes del descanso.

 En la reanudación, el conjunto de Skorovich intentó echar el resto y apurar sus opciones. A los siete minutos, el técnico decidió arriesgar y apostó por afrontar el resto del duelo con portero-jugador. Sin embargo España no bajó la guardia. Un exceso de confianza en pleno ataque ruso fue aprovechado por Miguelín para interceptar un balón y llevarlo a la red rival aunque, a continuación, un disparo seco de Robinho desde el lateral del área superó por bajo a Paco Sedano, que solventó cada una de las amenazas y mantuvo el tipo de su selección en cada contratiempo.

La puntilla llegó al final, con dos goles lejanos a puerta vacía. Miguelín aprovechó el vuelco de Rusia en el área rival para marcar desde su propio campo. Igual que Mario Rivillos un minuto después. Fue el séptimo, que llevó al adversario a la desesperación y a España a su séptimo título europeo.