Caminito de Madrid

Á.M. / Burgos
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Los partidos que parten con opciones de copar los escaños por Burgos en las generales tienen el trabajo avanzado en la selección (oficial u oficiosa) de candidatos... Salvo el PP

Por si son de los afortunados que todavía no se han dado cuenta, este año volverá a haber elecciones. Generales, para más señas. Al parecer, en diciembre. Será el colofón a un proceso que se inició en 2014 con los comicios europeos y tuvo continuidad en mayo con las regionales (en comunidades de régimen general, porque en Cataluña regresan a urnas en septiembre) y municipales. Y será el momento en el que lo más trascendente para los ciudadanos es que se dirimirá el Gobierno de España hasta 2019 ó 2020.

Pero también son importantes para quienes pelearán por obtener los escaños a repartir en el Congreso y el Senado. E incluso para pautar el reparto de poder interno en algunos partidos que, como el PP, tienen en la agenda del corto plazo revisar sus estructuras en las provincias. O como Podemos y Ciudadanos, que podrán medir sin margen de error cuál es el respaldo que tienen para convertirse en agentes determinantes del próximo mapa político. O como el PSOE, que sabrá si su proceso de renovación le lleva a un puerto mejor. En definitiva, son comicios especialmente trascendentes para todos.

Empezando por el PSOE, y precisamente debido a que ha pasado el último año viviendo de primarias en primarias y tirando porque le toca, la ‘batalla’ por Madrid será desigual y parte con claros ganadores. Siempre que se dé, claro. Porque esta vez podría ocurrir que no haya ni siquiera alternativa al sector ‘oficialista’, entendido como tal el que representan las actuales ejecutivas (regional, provincial y local) de los socialistas.

Nadie duda de que la jefa provincial del PSOE, Esther Peña, será la persona que encabece la papeleta al Congreso, máxime toda vez que dejó el papel que estaba llamada a desempeñar en la Diputación, el de portavoz, en manos de David Jurado. Despejada esa duda, con el apoyo incondicional del secretario regional, Luis Tudanca, y con unas primarias ganadas con claridad unos meses atrás, su camino hacia Madrid está expedito.

Si alguien decide dar batalla podría ser la exconcejala capitalina Carmen Hernando, pero tanto ella como el que fuera secretario provincial, José María Jiménez, que es el único que verdaderamente podría disputar votos de la provincia a Peña, parecen estar cada día más alejados de la cosa pública. Tan claro como lo de Peña está lo de Ander Gil. El senador se ha ganado el respeto de sus compañeros en la Cámara Alta y cuenta con las bendiciones de las ejecutivas y las bases para continuar su labor en la capital española. Siempre que existieran alternativas, el PSOE tomaría las decisiones votando por asambleas, aunque nada le impediría acudir a unas primarias de las que los afiliados comienzan a estar cansados.

Más divergencias, intrigas y heridas se están abriendo en el seno del Partido Popular, que además se enfrenta a la clara posibilidad de perder ‘delegados’ por Burgos en el Congreso y el Senado. Menos asientos, vaya. Durante meses se ha dado por sentado que el senador Jaime Mateu encabezaría la papeleta al Congreso, pero eso no es algo que hoy se pueda dar por seguro. Es más, cada día es menos probable que ocurra.  

Sí tendría Mateu garantizada su continuidad en la Cámara Alta, mientras que la diputada Sandra Moneo continuará en la lista ‘popular’ al Congreso. Por lo que nadie apuesta es por quién acompañará a Moneo (en el uno o en el dos) en la candidatura... Y luego está el Senado, que es donde las cosas se le complican al presidente provincial, César Rico. La senadora Begoña Contreras, persona de su confianza, quiere seguir en Madrid. Pero si lo consigue y Mateu no se mueve faltarían escaños y sobrarían candidatos.

La exprocuradora Cristina Ayala continúa moviendo sus resortes para ser senadora, mientras que el concejal de Hacienda de Burgos, Salvador de Foronda, ha sondeado al Partido con esta posibilidad entendiendo que su labor en el Ayuntamiento ha terminado y que su vida profesional se está viendo seriamente dañada. Ninguno de los dos ‘postulantes’ lo tiene fácil para lograr su objetivo... Pero esto es política y toda apuesta es arriesgada. El único que ya ha dicho meses atrás que ni se postula es Alfredo González Torres. Así que al PP no le cabe la gente, y eso atendiendo únicamente a lo que en el Partido son secretos a voces. A gritos, en algún caso.

Los nuevos

Más claro lo tienen los ‘emergentes’. En Podemos se celebraron primarias a comienzos de verano y en la lista de ‘elegidos’ figura Pedro María de Palacio, actualmente número dos en la región de la formación que dirige Pablo Iglesias y procurador autonómico. Es el único burgalés de esa lista y parece claro que presidirá la lista por Burgos, aunque en el sistema de Podemos nada le impediría ir por otra provincia y enviar aquí a un paracaidista. No parece probable. De Palacio está cada día más cerca de Iglesias y su pase a Madrid es un hecho. Lo del Senado es otra canción a la que le falta la música.

Y en Ciudadanos la plancha al Congreso la encabezará Rodrigo Ibeas. Después de varios intentos con la política local, primero con la Solución Independiente de José María Peña, después con los Ciudadanos de Burgos de Lesmes Peña y, finalmente, con Ciudadanos, fue el único que obtuvo los avales necesarios (no se hicieron primarias, por tanto) para su nueva tentativa. Lo hizo con la bendición del aparato provincial, al que es un claro afín.

El proceso dejó algún que otro escozor en la formación naranja. Por ejemplo, el del concejal Vicente Marañón. Él tiene su sede laboral en Madrid y estaba muy interesado en este proceso, pero se le exigió más de medio año de militancia (condición que no se le impuso para ser concejal) y, al no tenerlo, quedó automáticamente apartado.

Desde un ángulo cenital, es el Partido Popular el que tiene la casa más revuelta. Lo que pase ahora a nivel interno (eso de las primarias en el PP no se lleva) podría además jugar un papel determinante a toro pasado, cuando se prepare la sucesión de Rico al frente del Partido en la provincia, un supuesto para el que se mueven las filas desde hace tiempo y que protagonizan afiliados que podrían sentirse agraviados (ellos o sus protegidos) antes de final de año. Pero eso es otra historia.