La mañana de San Antón en los alrededores de la Real y Antigua habría sido exactamente igual a la de los últimos treinta años -por lo menos- si no hubiera sido por el espontáneo que ha interrumpido la misa para denunciar con una pancarta casera su despido de Instalaciones Deportivas y, sobre todo, por la ausencia de los dos cerdos de la rifa en la bendición de los animales, dado que les genera "estrés". Todo lo demás ha cumplido con la tradición: colas desde las 09.30 horas en la plaza Nueva de Gamonal para ser los primeros en llevarse una de las 22.000 raciones de titos a casa y cientos de personas procesionando ante la cofradía para recoger su ración y, en muchos casos, unas cuantas más. Mientras el vencindario acude con cazos, cazuelas e incluso con ollas para compartir la legumbre -de Villasidro- con la familia, las autoridades e invitados de los cofrades degustan el cocido en la sede.