Los vecinos del barrio arandino de La Calabaza han denunciado que los lodos de depuradora depositados desde mediados de julio en unas fincas a apenas 70 metros de la urbanización, que ya avanzó DB, han terminado por contaminar las aguas el canal de Aranda.

Los afectados, que pusieron de manifiesto los insoportables olores y la nube moscas que estaban padeciendo como consecuencia del vertido, han alertado de que el domingo 21 de septiembre fruto de las lluvias caídas desde última hora de la tarde hasta casi el amanecer del lunes provocaron que el agua corriera por la ladera de la finca, situada en la parte de arriba del azud y con una pendiente del 7%, saltando por encima del muro de hormigón del canal y entrando también por un aliviadero situado a esa altura que en su día se hizo para facilitar la salida de corzos, zorros y jabalíes y evitar su ahogamiento.

El agua de la tormenta que entraba de las fincas al canal hizo, según relatan, subir el caudal del éste. Al llegar a las piscinas de La Calabaza, donde se cruza el río Arandilla con el canal, hay un aliviadero lo cual desvió al cauce fluvial cientos de metros cúbicos y siguiendo su curso el canal, fue llenado las acequias, regaderas, fincas y arroyos cuyas aguas sobrantes van a parar a los ríos Arandilla, Bañuelos y  Duero.

«Desde la urbanización de La Calabaza  hasta Villalba de Duero, en 24 horas todas las acequias y los ríos estaban contaminados. ¿Dónde estaban los responsables de la Confederación Hidrográfica del Duero(CHD) que aunque la denuncia pública se hizo a través de DB el 20 de agosto no se les ha visto hacer un seguimiento del problema?», se preguntan, máxime cuando en cumplimiento de la Ley de Aguas el vertido debería contar con una comunicación de la CHD al estar a menos de 100 metros de un cauce fluvial.

Los vecinos recriminan que a partir de publicar DB la noticia para minimizar los efectos del vertido de los lodos, procedentes de la EDAR de la capital ribereña y de la depuradora de Pascual, que gestionan Aqualia y Cespa, respectivamente, los dueños de Contenedores Arcón, responsables de la valorización de esos residuos mediante su uso agrícola procedieron a ‘labrar’ las tierras para cubrir los lodos, una medida que consideran insuficiente.

«Pasaron una grada de disco, pero como estaba el terreno duro, no hicieron nada, solo arañaron un poco la tierra y no solucionaron el problema ya que al estar los lodos por encima los envuelve pero no los tapa. Y al llover y estar el agua con los lodos, lo que han hecho es aumentar los olores porque los lodos, antes desecados, se reavivan»,   denuncian.

Advierten de que para eliminar  totalmente los olores y zanjar el problema sería necesario arar las fincas con un brabán y dar una profundidad de entre 40 y 50 centímetros para tapar los lodos, por lo que reivindican que ahora que ha llovido y se pueden labrar las parcelas «se les obligue urgentemente a los propietarios a ararlas».

Aunque cuestionan también la actuación de los agentes medioambientales, lo cierto es que estos abrieron una investigación que, al parecer, derivará en la apertura de expediente sancionador a alguna de las firmas gestoras de los lodos.