Proyecto Hombre ha atendido en 25 años a 22.800 personas

I.L.H. / Burgos
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El próximo 11 de febrero cumple un cuarto de siglo trabajando contra las adicciones, en el tratamiento y en la prevención. El cannabis y la cocaína son las sustancias que priman en la actualidad, frente a la heroína de sus inicios

En los años 90 la persona que acudía a Proyecto Hombre llegaba con una adicción a la heroína (aunque solía ser policonsumidora de alcohol, speed o metanfetaminas). Los efectos físicos eran evidentes lo que, unido a las enfermedades asociadas (hepatitis C y sida) al comparto de las jeringuillas, le hacía caer en la marginalidad y el rechazo social. Además se asociaba a una clase social media o baja. Años después el perfil fue otro. Entró con fuerza la cocaína y, aunque los efectos eran más perniciosos, no conllevaba una elevada marginalidad. La adicción llegó entonces a todas las capas sociales. En la actualidad marginalidad no es significante, los consumidores son muy diversos y pertenecen a todos los estratos, y como sustancias priman sobre todo el cannabis y la cocaína.

Proyecto Hombre lleva constatando la evolución de esos perfiles desde el 11 de febrero de 1991, cuando abrieron su sede en la barriada de la Inmaculada pese al rechazo inicial de determinados vecinos y asociaciones de padres que, como ayer recordaba Isidoro Martín «no conviene olvidar». En estos 25 años han cambiado los perfiles y desde Proyecto Hombre han intentado dar la respuesta que requería cada momento. Y siempre lo han hecho con un mensaje positivo y de esperanza, sin olvidar la imprescindible labor de la prevención: «Han cambiado las formas de consumo, las respuestas de las familias, de la sociedad y del mismo Gobierno en cuanto a salud pública.. pero sigue siendo un grave problema personal y social. Es obligatorio dar un tratamiento eficaz y humano porque la gente sale adelante», remarcaba ayer Manuel Fuentes, director de la institución.

Saben de lo que hablan porque en estos 25 años han atendido a 22.800 personas, de las que 7.500 eran adictas y 15.300 estaban relacionadas con el ámbito de la prevención. Yla prueba de que su labor sigue siendo imprescindible está en las cifras del año pasado: por los catorce programas diversificados para atender las necesidades que presentan los problemas de las adicciones han pasado 578 personas;yen prevención han atendido a 1976 personas. Lo hacen con adolescentes y jóvenes, adultos en tratamiento ambulatorio y en tratamiento residencial cuando es necesario, y con las familias para facilitarles asesoramiento, apoyo y recursos para manejar este problema.

El cannabis y los jóvenes

Desde Proyecto Hombre llaman la atención del incremento considerable en el consumo de cocaína y el de cannabis en los jóvenes. «En los últimos años también hemos notado un incremento en el consumo de alcohol, lo que hace que hoy día sea más frecuente el policonsumo que una única sustancia», añade Fuentes.

Isidoro Martín, gerente de la Fundación Candeal, recalca además el carácter pernicioso del cannabis, que habitualmente se omite. «Se habla mucho de los beneficios, pero se olvidan decir los problemas que conlleva. El cannabis daña el cerebro, produce efectos apáticos y abúlicos, hay evidente pérdida de memoria e incluso nos hemos encontrado con personas que han tenido brotes psicóticos por el consumo de esta sustancia; por otras drogas también, pero este ha sido el disparador. El cannabis es pernicioso y es por donde se inician las adicciones, junto con el alcohol», añade.

En estos momentos en Proyecto Hombre trabajan con ochenta familias que tienen adolescentes con problemas por consumo de determinadas sustancias, fundamentalmente el cannabis. Además, en los últimos años el Proyecto Joven que atiende a adolescentes y jóvenes entre doce y veinte años es el que más ha aumentado.