La falta de regulación permite colocar en la calle bicicletas-anuncio

J.M. / Burgos
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El Ayuntamiento no se plantea modificar la normativa por este uso del dominio público

Nada impide a ningún negocio aparcar una bicicleta con un remolque publicitario en una zona peatonal del centro o en cualquier otro punto de la ciudad durante el tiempo que estime oportuno. El concejal de Hacienda, Salvador de Foronda, manifiesta que «la falta de regulación» hace imposible que el Ayuntamiento exija la prohibición de este creciente hábito o el cobro de una tasa. Considera que son casos puntuales y se apoya en esa excepcionalidad para afirmar que el Consistorio no se plantea realizar modificaciones en las ordenanzas.
El debate sobre la colocación de estos elementos se suscita tanto por la imagen estética que ofrecen como por el hecho de que se pueda realizar una actividad lucrativa en suelo público sin que repercuta en las arcas municipales. Bien para beneficio propio como de terceros.
La concejala de Licencias, Dolores Calleja, compara esta publicidad con la que pueda llevar cualquier vehículo rotulado que circula por la ciudad y explica que si se ejerce una actividad económica, quien la realice deberá dar las explicaciones oportunas al Ministerio de Hacienda (como cualquier otro negocio). La edil cree que no es comparable esta ocupación del suelo de dominio público con la tasa que se cobra a los negocios de hostelería por colocar las mesas y las sillas en la calle. Algo que sí está regulado y por lo que el Ayuntamiento recibe unos ingresos.
Calleja detalla, en cualquiera caso, que a quien le corresponde esta competencia es al área de Inspección de Rentas en donde, cita a modo de ejemplo, se controla el pago de las vallas publicitarias que se colocan por la ciudad. Otro uso del dominio público que también está regulado, y por las que se exige el abono de una tasa.
La postura del Ayuntamiento es la de dejar las cosas como están ya que los ingresos que podría recibir son mínimos y no compensaría mover la maquinaria burocrática para unos pocos casos. Detallan que solo conocen dos. Un aparcamiento frecuente en el paseo del Espolón (frente a la biblioteca) y otro en la Plaza Mayor.
El otro problema que ha avivado la polémica es el estético. En algunos casos el Ayuntamiento si ha sido estricto al prohibir, como en el caso de las terrazas, que se coloquen sillas y mesas con publicidad en el centro histórico. 
En otras palabras, la tolerancia hacia estas bicicletas-anuncio se mantendrá mientras no exista una proliferación de las mismas. Quizá entonces se entienda que se pueda hacer caja con ellas.