El 'ventilador' de Mas

Agencias / Barcelona
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La alargada sombra de la corrupción vuelve a acechar al presidente de la 'Generalitat', que acusa de «juego sucio» al Estado español tras producirse los registros de Convergencia

 
«Decir que el presidente de la Generalitat catalana, Artur Mas, es el adalid contra la corrupción, es como decir que él es un monje tibetano». Con estas palabras pronunciadas por el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, el pasado jueves, quiso burlarse de uno de los dos eslóganes de la plataforma que el barcelonés lidera, Juntos por el sí. Yes que el frente secesionista que agrupa a los partidos CDC y a ERC, así como asociaciones separatistas como la todopoderosa ANC, iba a defender contra viento y marea la transparencia de su número cuatro. 
Iba. Porque, seguramente, tras el registro que se ha producido en cuatro ayuntamientos convergentes, una fundación afín (que se llama, irónicamente, CatDem) y la casa de un extesorero de la formación, Daniel Osácar, puede que más de uno se lo replantee, por mucho que hayan salido todos juntos a decir que se trata de una maniobra del Estado español -al que tachan de aznarista;esa es su segunda proclama- contra Cataluña y su proceso electoral. 
La corrupción vuelve a llamar con fuerza a la puerta del delfín del exMolt honorable Jordi Pujol, que no pasa ni un solo mes en el que su apellido no aparezca en algún medio de comunicación, y, por supuesto, no por nada bueno. Yes que parece que el que fuera líder del Ejecutivo regional entre 1980 y 2003 está cobrando con intereses y con creces sus presuntos desmanes al frente de una de las comunidades más ricas de España.
El asunto de las mordidas viene de lejos, de muy lejos. Era algo totalmente institucionalizado, como si de una especie de IVA se tratase, y cuesta creer que el que fuera su brazo derecho durante más de una década no supiera absolutamente nada de sus tejemanejes. Seguro que ERC se tuvo que comer muchos sapos y culebras cuando en la comisión organizada por el Parlament por el caso Pujol, tuvo que echar el freno y no ahondar en este monumental escándalo, cuyas raíces parecen llegar a la figura de Mas, que lleva una semana para olvidar. Semana de Pasión, semana que no acaba... 
 
‘ENFANGADOS’. Lo más irónico del asunto es que, como sucedía en la fábula de la rana y el ratón, en la que ésta engañaba al inocente animalillo atando su pata con la suya para ahogarle, y que al final fue cazada, con su amigo, por un águila, la suerte de Convergencia está pegada a la de Unió, su socio durante muchos años, 37. Yes que la formación liderada por José Antonio Durán i Lleida y que concurre a los comicios del 27-S con Ramón Espadaler, tiene mucho que ocultar, si bien, algunos de sus trapos sucios ya salieron a la luz y fueron condenados algunos de sus miembros. El caso Pallerols se lleva la palma. Pero son muchos más. 
Por esta misma razón, los dos dirigentes salieron rápidamente a la palestra a defender la presunción de inocencia de su antiguo socio y, de forma indirecta, las suyas, pues el divorcio exprés entre ambas formaciones políticas fue ¡hace casi dos meses!
Horas más tarde, fue el propio Mas el que saltó a la arena. Como era de esperar, se mantuvo fiel a su estrategia:la mejor defensa es un buen ataque. Así, señaló que el Estado trata a Cataluña con «menosprecio, juego sucio y querellas», pronosticando que, aun así, su candidatura ganará las elecciones catalanas y tendrá la mayoría para proclamar la independencia. 
 «Ahora nos dicen que es imposible que ganemos, que no tendremos mayoría. Se volverán a equivocar. El 27-S ganaremos y tendremos la mayoría», proclamó en el acto que Juntos por el Sí celebró en el paseo Lluís Companys de Barcelona, donde congregó a miles de personas. Muy posiblemente, a este mártir catalán -lo fusilaron en 1940- no le harían gracia los registros de la Guardia Civil en el corazón de la Generalitat.  
De momento, parece que los grandes aliados de la plataforma del jefe de CDC, es decir, la CUP, le son fieles. De hecho, apuntaron al Ejecutivo central por la cercanía de los comicios autonómicos, si bien atizaron con fuerza la «corrupción» del Govern.
ERC se mantuvo en un silencio cómplice durante todo el día. Suena cómico que, tirando de hemeroteca, hace ahora un año, su número uno, Oriol Junqueras, pidiera investigar la presunta cuenta suiza del extesorero Osácar, aunque ya puso paños calientes apelando a la presunción de inocencia. 
En esta ronda de partidos favorables a la escisión faltaba uno que todavía juega con la ambigüedad, Cataluña Sí que es Pot, en el que confluyen Podemos e ICV, y que, con casi toda seguridad, será decisivo tras el 27-S, ya que las encuestas le otorga más de 15 diputados. Su aspirante a la Generalitat, Lluís Rabell, sostuvo que no sería la primera vez que una operación anticorrupción acaba en nada. Otra pista para ver por dónde respira. 
Mientras, los bloques proconstitucionales pidieron la comparecencia urgente de Mas en el Parlament, cuya polémica intervención del próximo miércoles con sabor a mitin se va a transformar en un cáliz difícil de digerir.