El negocio de la paja: 50 millones en la provincia de Burgos

R.P.B.
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Varias empresas se dedican a tratar y vender subproductos de un rechazo que se quemaba hasta hace unos años

Separar el grano de la paja tiene hoy más sentido que nunca. Mientras cada temporada se mide por la calidad y la cantidad del grano y todos los focos apuntan a esos resultados cuando se habla de la cosecha, nadie repara en lo que hasta hace poco era considerado un subproducto del cereal: la paja. La humilde, rubia, escuálida paja. Pues esa paja, la misma que no ha mucho tiempo se quemaba, constituye hoy un negocio de primera magnitud.Sólo en España mueve alrededor de 400 millones de euros al año. Burgos es una de las provincias más cerealistas del país, y por tanto una de las que más paja genera. Son varias las empresas asentadas en la provincia que viven de darle distintos usos a este producto: hacen paja picada para alimento de ganado, para camas en explotaciones ganaderas, compost para el cultivo de setas e incluso biomasa para calderas.Según distintas fuentes, estas empresas comercializan cada año con decenas de miles de toneladas de paja picada y desfibrilada.  

Para los sindicatos agrarios, la paja se ha convertido en los últimos años en una alternativa de lo más valiosa. Donaciano Dujo, presidente de Asaja, admite la importancia de este subproducto agrícola, toda vez que la cabaña ganadera necesita de ella como alimento y como cama. «Además, se ha empezado a dar otros usos, bien en mezcla con otros productos, o por sí sola, para hacer pellet e incluso energía. Es cierto que a raíz de la prohibición de las quemas se ha producido una utilización masiva de la paja, que ha cambiado de la paca pequeña a la paca grande. Se trata de aprovechar todos los recursos, en definitiva». En este sentido, Dujo señala que Castilla y León este año producirá en torno a 10 millones de pacas procedente del cereal de secano, que vienen a ser cerca de 3.000 millones de kilos, esto es, 3 millones de toneladas que, traducido en dinero, superaría los 90 millones de euros.

Cada hectárea genera en torno a 2.000 kilos de paja, que vienen a ser en torno a seis o siete grandes fardos o pacas. En la provincia de Burgos se calcula que podrán recogerse en torno a 800 toneladas de paja y mover cerca de 50 millones de euros. El responsable regional de Asaja subraya que con el valor creciente de la paja la repercusión en materia laboral es positiva, «ya que muchos agricultores, después de la campaña de verano, se dedican a empacar, lo que permite además rentabilizar la maquinaria». Con todo, Donaciano Dujo indica que uno de los principales problemas de la paja es el encarecimiento del coste que tiene su transporte. «A veces cuesta más el transporte que el propio valor de la paja».

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