«Si tuviese que describir a mi madre en una palabra, diría:carisma», sostiene la actriz Isabella Rossellini sobre Ingrid Bergman. Esa era el arma con la que la protagonista de Casablanca lograba meterse a todos en el bolsillo. Su actuación, junto a Humphrey Bogart, en el clásico de 1942 marcó el comienzo de una carrera rutilante que le hizo ganar tres Oscars y otros tantos fracasos matrimoniales. Hoy se cumplen 100 años del nacimiento de la gran leyenda sueca del cine.
Con motivo del centenario, el pasado Festival de Cannes rindió homenaje a la actriz con el estreno mundial del documental Jag är Ingrid (Yo soy Ingrid). A lo largo de más de dos horas, el realizador sueco Stig Björkman traza una semblanza de este enigmático icono cinematográfico basándose en cartas, diarios íntimos y filmaciones privadas. La idea fue de su hija, la también actriz Isabella Rossellini. «¿Hacemos una película sobre mamá?», le preguntó a Björkman en 2011 cuando ambos coincidieron en una cena.
Entre los documentos de la actriz figura su propio diario, que Ingrid comenzó en 1929, con 14 años, y que empezaba así: «Voy a conservar este diario y ocultarlo para siempre. Tengo 14 años, dos meses y tres días. Nací el 29 de agosto de 2015. Mis padres fueron Friedel Adler y Justus Bergman. Fui bautizada como Ingrid. Era espiritual, irritante, terca y salvaje».
moderna. Jag är Ingrid cuenta la historia de una mujer moderna e independiente que, desde el comienzo, tenía algo bien claro: «Nunca tuve la intención de quedarme en Suecia». Ya era famosa en su país cuando partió a Estados Unidos, donde se dio a conocer ya desde su primera película, Intermezzo (1939). El filme era un remake del drama sueco homónimo de 1936 en el que Bergman también había actuado.
Pero la intérprete tampoco encontraría la felicidad en Hollywood. Aburrida, al igual que en su matrimonio con el sueco Petter Lindström, buscó una salida. Y la halló en el cineasta italiano Roberto Rossellini. «Me enamoré de un hombre que era totalmente distinto a todos los que había conocido», contaba tal y como recoge el nuevo documental.
Durante mucho tiempo, sus seguidores estadounidenses no le perdonaron que se quedara embarazada de Rossellini y dejara plantado no solo a Lindström, sino también a su pequeña hija Pia. «En ese momento fue una conmoción abandonar a un marido y una niña», reconoció Bergman, que más tarde tuvo tres hijos con el realizador italiano: Roberto y las mellizas Isabella e Isotta Ingrid.
Con sus actuaciones en las películas de Rossellini, desde Stomboli a Juana de Arco y La paura, no logró emular sus anteriores éxitos cinematográficos. Sin embargo, no regresó a Los Ángeles hasta después de separarse del italiano. En 1957, ganó su segundo Oscar por Anastasia, de Anatole Litvak. Y en la ceremonia de entrega no pudo ocultar el enorme alivio que sentía: «Estoy feliz, feliz, feliz», confesó entre lágrimas.
La carrera de Ingrid Bergman volvió a despegar y, unos cuantos años después, se alzó de nuevo con la codiciada estatuilla por su papel de reparto en Asesinato en el Orient Express, dirigida por Sidney Lumet en 1974.
Su última actuación destacada en la gran pantalla fue en Sonata de otoño, producida por su famoso compatriota Ingmar Bergman. Cuatro años más tarde, el día de su 67 cumpleaños, la actriz falleció debido a un cáncer de mama, después de creer que había vencido a la enfermedad.