El Ebro subió 1,5 metros más por «el tapón» generado por el Bayas y el Zadorra

G.A.T. / Miranda
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Informe de la CHE. El presidente del organismo dice que de no ser por los dos afluentes, el río hubiera llegado a 5,5 metros y no a 7

Ni previsiones erróneas ni falta de información al Ayuntamiento. Un tapón. Es la justificación que la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha encontrado a lo ocurrido el pasado sábado en Miranda, cuando el Ebro subió de nivel de forma incontrolada hasta rozar los 7 metros de altura, lo que hizo que se anegaran decenas de calles del centro urbano y muchas otras ubicadas en los barrios cercanos a los cauces.

Del «análisis técnico exhaustivo» hecho por la CHE, su presidente, Xavier de Pedro, explicó en su visita a Miranda que la conclusión es clara. Los caudales de los ríos Bayas y Zadorra, también muy elevados por las precipitaciones y el deshielo, hicieron «un efecto tapón» sobre el cauce del Ebro, ya que al desembocar en éste aportaban tanta cantidad de agua que la procedente del Ebro, igualmente muy superior a lo normal, quedó frenada haciendo que el nivel fuera aumentando generando un efecto balsa.

Una situación sobre la que la CHE aseguró no tener responsabilidad, aunque al tiempo reconoció que este llamado efecto tapón de tales magnitudes no había sido evaluado con anterioridad porque no había ni modelos ni se habían tomado esos datos en avenidas anteriores. «Habría que haber añadido una sobreelevación debido a esta causa», se asumió.

Traducido en datos, esto significa que el CHE calculó una altura del río por culpa de la avenida extraordinaria de unos 5,50 metros de altura, con un caudal que podría rondar los 900 metros por segundo, pero los efectos de la llegada de forma masiva de agua de los ríos Bayas y Zadorra hizo que el cauce del Ebro fuera incapaz de absorber el suyo y los demás caudales, generando esos tapones a la altura del polideportivo (ahí desemboca el Bayas) y de la depuradora (donde lo hace el Zadorra).

Un freno a la bajada del agua que fue fatal para el casco urbano mirandés, que comienza a verse afectado en tramos urbanos a partir de los 5 metros, y que con una altura de casi 7 invadió miles de metros cuadrados de ciudad. Y por culpa de esa altura el dato de los 1.400 metros cúbicos por segundo manejado por el Ayuntamiento, que no responde al caudal real, sino al asociado a la altura, por lo que desde la CHE insisten en que el caudal alcanzado estuvo en 1.000 metros cúbicos, si bien la altura fue desproporcionada para ese caudal por el tapón que la CHE no calculó tan elevado.

«Sobreelevación»

Técnicamente se trata de «una sobreelevación de lámina», fenómeno que además se va a repetir la ciudad cuando se den las misma condiciones, ya que el presidente de la CHE explicó que la confluencia de caudales genera una afección «muy local» pero de difícil corrección, y ante la que no pueden ejecutarse grandes obras que alivien este problema de cara al futuro. Así que según los cálculos de la CHE, de juntarse de nuevo estos mismo caudales en los tres ríos, este episodio podrá repetirse de media cada 25 años, que es el periodo de retorno para avenidas de este tipo.

Y, ¿qué hacer? Pues De Pedro cree que una vez conocido este efecto de taponamiento se podrá tener en cuenta para futuras avenidas, además de mejorar la información dada por el Ayuntamiento, responsable de Protección Civil a nivel local, como recordó varias veces.  Y es que De Pedro explicó que a la CHE no se le puede responsabilizar de no dar avisos y previsiones ni de los daños causados.

«Al Ayuntamiento ya se le avisó de que habría caudales que superaban claramente la avenida ordinaria, y sobre la que había que tomar importantes medidas de protección civil. En llamadas, que están grabadas, se le informó de los 900 metros cúbicos y de que la desembocadura del Bayas y del Zadorra podrían generar un problema local, y es el Ayuntamiento el que tiene que prever ese problema local y las medidas a adoptar», dijo, reiterando que hubo aviso y «tiempo suficiente para poder dar conocimiento a los ciudadanos».

Sí reconoció que ese tapón generado ha sido un fenómeno -en especial en cuanto a la dimensión alcanzada- desconocido para la CHE. «La Confederación lo tendrá presente para el futuro, pero sobre todo es el municipio el que tiene que saber que tiene esa circunstancia que hace que ante una avenida de este caudal la altura puede ser mucho mayor», expuso, insistiendo en que se trata de fenómenos naturales incontrolables y cuyos daños son inevitables.

Sobre el control de los embalses se explicó que Sobrón, por su escasa capacidad, apenas es útil en la laminación de avenidas tan extraordinarias como ésta, y que además está condicionado por los criterios de seguridad derivados de la central nuclear. Sí dijo que tanto en Arija como en Ullibarri (Álava) se hizo una gestión que permitió aminorar el caudal del Ebro en 200 metros cúbico y del Zadorra en 150, lo que redujo los efectos de la crecida, que habrían sido mucho mayores.