La realidad más veraz

J. Villahizán (SPC)
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Llega al Museo Thyssen el hiperrealismo pictórico de la escuela madrileña liderada por Antonio López. Casi un centenar de óleos, esculturas y dibujos muestran lo cotidiano con una única obsesión: la figuración

Apología de la figuración, de lo simple, del ser humano y del realismo más puro, sin artificios y sin engaños técnicos. Esas son las guías artísticas del llamado Grupo de Madrid, que reivindica la esencia histórica y la tradición del arte español: el hiperrealismo versus la abstracción. Esta corriente, de la que Antonio López es su máximo exponente (Tomelloso, Ciudad Real, 1936), se creó y desarrolló a partir de los 50 del siglo XX.

Tras la exposición monográfica de Antonio López en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid en 2011, la pinacoteca se planteó desarrollar una nueva muestra más ambiciosa que englobase al grupo de amigos y familiares pertenecientes al arte realista español de mediados del pasado siglo. Así surge Realistas de Madrid, que podrá verse en el museo del Paseo del Prado hasta el próximo 22 de mayo y que reúne a todos los silenciosos, como les definió el escritor Andrés Trapiello. Además del de Tomelloso, el grupo de artistas del hiperrealismo pictórico está formado por su esposa María Moreno (Madrid, 1933), los escultores Julio López Hernández (Madrid, 1930) y su hermano Francisco (Madrid, 1932), la mujer del primero, Esperanza Parada (El Escorial, 1928-Madrid, 2011), la esposa del segundo, la pintora Isabel Quintanilla (Madrid, 1938) y Amalia Avia (Santa Cruz de la Zarza, Toledo, 1930-Madrid, 2011).

Los figurativos se sienten hermanados con la corriente realista estadounidense, sobre todo con aquella que emana de los pinceles de Andrew Wyeth (1917-2009), conocido como el Pintor del pueblo, por su popularidad entre el público de su país y por los numerosos retratos que realizó a los habitantes de su ciudad natal, Chadds Ford, en Pensilvania, así como por las numerosas obras en las que representó su casa de verano en Maine.

En contraposición, el Grupo de Madrid se muestra alejado del arte de moda de la época en Europa, como es el informalismo y la abstracción. No en vano, el propio Antonio López defiende su concepto pictórico «por su respeto por lo humano» y entiende que «la figuración es menos narcisista» que la abstracción, a la que tacha de «arte elitista y arrogante», y culmina sentenciando que «los realistas hemos trabajado en la misma zona creativa en la que lo hizo Machado, la Generación del 98 y en general el arte español».

Con la misma rotundidad se muestra el experto y crítico de arte Jürgen Schilling que describe la muestra en el catálogo de la exposición como «la honesta concentración, un espacio sin lugar para concesiones o veleidades, en una figuración obsesivamente detallista, cuyo objeto es principalmente el medio social privado del artista».

La exhibición, que presenta un conjunto de 90 piezas entre óleos, esculturas, relieves y dibujos, revela una poética común basada en la visión de lo cotidiano, de los objetos y los espacios familiares impregnados de misterio, de melancolía y de intimidad, marcados por el paso del tiempo y la presencia de la muerte.

Exacerbación del detalle.

La muestra refleja el imaginario de la escuela hiperrealista madrileña de mediados del siglo XX, con obras que presentan tal grado de serenidad y veracidad que parecen eternas. En Realistas de Madrid se encuentran calles y rincones de la Villa que atestiguan el paso del tiempo con la perpetuidad de su trazo, pero también escenas íntimas de los artistas en su casa o con su familia. Son espacios cercanos y cotidianos que destellan auténtica poesía artística.

La exposición sigue un itinerario temático que conduce al visitante de lo íntimo a lo público, del bodegón a la ciudad, y del plano cercano y la proximidad al gran formato y a las vistas urbanas panorámicas. Se trata de un recorrido que todo el grupo comparte: la naturaleza muerta, el interior de la casa, las calles, los patios, la figura humana y, por supuesto, la ciudad de Madrid en todo su esplendor. «Hay mucho sentimiento, mucha poesía y mucha necesidad de expresarse», explica la comisaria de la exhibición e hija de Antonio López, María López.

Muchas de las obras seleccionadas para la ocasión no se han visto en mucho tiempo en España y han sido elegidas de las propias colecciones de los artistas, de otros conjuntos particulares y de instituciones internacionales, sobre todo de Alemania y Estados Unidos.

Realistas de Madrid es, más que un grupo de artistas, un conjunto familiar y de amistad que comparte una misma poética creativa. Lo cotidiano y la representación de lo habitual como expresión máxima del arte, sin ostentaciones ni elitismo. Por eso, Antonio López y el resto de los hiperrealistas de la escuela de Madrid reivindican ese espacio que les es de justicia.