Más del 42% de la electricidad generada procede de la energía eólica

R. Travesi / Burgos
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En cabeza. La provincia produce el 26% de la generación eléctrica de la Comunidad Autónoma, solo superada por León gracias a las tres centrales térmicas de carbón

Parque de molinos de viento en la provincia. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

La energía está al margen de la crisis porque su producción no para de crecer. Otra cosa es su consumo, que tanto en uso doméstico como industrial, nota los efectos de la recesión por el ahorro y la menor actividad empresarial. Hace años que la provincia de Burgos dejó de tener como única referencia la energía nuclear puesto que el sector eólico está muy posicionado. Tanto que más del 42% de toda la producción de energía eléctrica que se genera aquí procede de los molinos de viento.

Según datos provisionales del Ente Regional de Energía (Eren) de Castilla y León, la producción de electricidad con los parques eólicos de Burgos ascendió a 3,6 millones de megavatios hora (MWh) a lo largo del año pasado. Y, ahí, falta por incluir la generación de tres instalaciones y una gran parte correspondiente al cuatro cuatrimestre. Es decir, todo parece indicar que la energía eólica superará la producción nuclear de Garoña, que fue de 3,8 millones de MWh. Ambas generan la práctica totalidad de la energía en la provincia, junto a la térmica (un millón de MWh), porque otros tipos como la solar (40.000 MWh) y la hidráulica (61.000 MWh) son residuales.

Los incrementos de la producción en Santa María de Garoña (3,4%) y los molinos de viento (14%) -a falta de incrementar esos números con la recopilación de más datos- permitieron que la generación de electricidad se situara en 8,6 millones de megavatios. Fue un 8,5% más que en 2011 y supuso el 26% de toda la producción regional (33 millones de MWh). Estas cifras demuestran que Burgos es una potencia energética, no solo por la central de Garoña sino también por los aerogeneradores.

En España se encuentran en funcionamiento seis centrales nucleares, todas ellas en la península, de las cuales dos (Almaraz y Ascó), disponen de dos reactores cada una, por lo que suman ocho reactores de agua ligera, con un potencial total instalado de 7.728 MWe. De esa cantidad, Garoña, que es la más antigua al datar de 1971, aporta 466.000 MW. Las nucleares españolas produjeron en 2012 el 22% de la electricidad del país, frente al 19,6% alcanzado en 2011. La empresa Nuclenor ha anunciado el cese de actividad de Garoña, aunque el Gobierno sigue en negociaciones para que la central siga siendo un activo energético del Estado. Su cierre definitivo encontraría un colchón con los 1.300 molinos de viento que están diseminados por la geografía burgalesa en medio centenar de parques. Su producción bruta en Burgos se ha triplicado desde 2006, cuando entonces se registraron 1,2 millones de MWh. El papel de la energía eólica en Castilla y León está más que demostrado, sobre todo por la producción de Burgos (3,6 millones de MWh) y Soria (2,5 millones). De ahí que sea la región donde se encuentra el 25% de la potencia instalada de toda la Península Ibérica y que produjo el 23% de la generación total.

El impulso a las renovables en  España durante los últimos años, con una gran inversión y primas a su instalación, permite que ahora este tipo de tecnología (eólica, hidráulica y solar) sea la más usada en la generación de electricidad. El informe de la empresa pública Red Eléctrica Española (REE), correspondiente a 2012, recoge que estas tres energías limpias produjeron el 32% de la producción neta generada en el conjunto del país. Está por encima del 22% de la nuclear, el 20% del carbón y el 14% de los ciclos combinados. Entre medias, la fuerza del viento cubrió el 18% del total de la demanda de España, lo que es un récord jamás logrado hasta entonces.

La existencia de la central de Garoña y de los parques eólicos en Burgos permite situarse en el segundo lugar de región por producción de energía. Solo León, con 11,1 millones de megavatios, está por delante. La provincia leonesa lidera la clasificación gracias a la producción energética a partir del carbón. Las tres centrales térmicas (Compostilla, La Robla y Anllares) generan 9,8 millones de MWh, más que la nuclear y lo eólico en Burgos. Solo en León, la energía térmica aumentó un 18,5% entre 2012 y 2011, aunque nada comparable con la brutal subida del 300% entre 2011 y 2010. Es decir, el carbón tiene aún un peso muy importante en el sector, gracias -entre otras cosas- a un Real Decreto de Ayudas, que obliga a las compañías a quemar un porcentaje de este producto. También ha ayudado el incremento del precio del gas, motivado por la inestabilidad en los países que tradicionalmente lo han suministrado.

La energía térmica se ha visto beneficiada por la destacable caída de la producción hidráulica en Castilla y León, sobre todo en Salamanca. El bajo nivel de los ríos y el caudal muy reducido de los saltos en las presas, por la sequía del año pasado, ha obligado a recurrir a otro tipo de energías. Las hidroeléctricas utilizan la fuerza del agua para obtener energía mecánica que luego se transforma en electricidad. Solo así se entiende que la producción hidráulica en la provincia salmantina haya bajado más de la mitad, al pasar de los 5,3 millones de MWh de 2011 a los 2,6 millones.

Pese a ello, la región cerrará 2012, con una producción bruta de energía eléctrica superior al año precedente. De momento, suma 33 millones de megavatios hora frente a los 33,7 millones de MWh de 2011. Las únicas cifras cerradas del año pasado corresponden a Red Eléctrica Española (REE), que señalan que Castilla y León generó el 13% de la energía eléctrica peninsular y que consumió el 5,6%. Un consumo que descendió un 1,8% en la región.