El guardián de Gamonal

I. Elices / Burgos
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El subinspector de la Policía Local Juan José García (cuatro veces), Gaitu, recibe el martes el Tito de Oro de la Cofradía de San Antón • No hubo ni votación, alguien puso su nombre sobre la mesa y todos dijeron que sí

Él no se atreve a contarlo. Su proverbial humildad se lo impide. Pero quienes presenciaron la elección del Tito de Oro de la Cofradía de San Antón relatan que no hubo ni votación. El primer nombre que salió durante la reunión fue el de Juan José García  ‘cuatro veces’ (el apellido que adorna su nombre se repite en 4 ocasiones) y todo el mundo estuvo de acuerdo. «No se hable más», coincidieron todos y este policía local de Gamonal se hizo por unanimidad con el galardón que reconoce anualmente a personajes ilustres del barrio.

Esta simple anécdota ilustra el cariño que le tienen los vecinos de Gamonal, donde llegó con 14 años, porque nació en Santa Cruz de Juarros. A esa edad ya no se chupaba el dedo, un hábito al que debe el sobrenombre con el que le conoce medio barrio, Gaitu. Cuando estudiaba en los salesianos, en el Palacio de Saldañuela, le sorprendieron con el pulgar en la boca mientras jugaba al ping-pong y empezaron a llamarle gaitero y de ahí derivó a su actual apodo, deformado con el tiempo y la ‘mala baba’ de sus amigos del colegio.

Gaitu lleva 31 años en la Policía Local, aunque estudió para maestro en la Escuela Normal (especialidad filología francesa) tras terminar bachillerato en el Diego Porcelos. Hizo la mili en Berga (Barcelona), donde aún conserva amigos, incluso de Esquerra. Se licenció, ojo, el 23 de febrero de 1981, por la mañana. La intentona de golpe de Estado de Tejero fue por la tarde. Había abandonado el cuartel, pero todos los soldados andaban «acojonados». Pensó que tenía que irse para casa pitando, no fuera que la llamaran a filas. Telefoneó a su tía para que avisara a su padre y ese mismo día cogió un autobús de la línea de El Gallego, que completaba la línea Barcelona-Burgos.

Lo de ser policía se lo planteó después de trabajar dos años en ARA Guarnecidos, una empresa del Grupo Antolín. «Lo de maestro estaba muy mal en aquella época, pero tenía que dar un giro a mi vida», recuerda. «Papa, que quiero ser guardia», le espetó a su progenitor. «¿Tú que has estudiado magisterio?», se sorprendió. Pero al final no se opuso. Por cierto que el próximo día 2, cuando reciba el Tito de Oro, la figura de su padre, José Luis, ocupará un lugar primordial en su discurso, pues «quería al barrio tanto como a su pueblo». «No tuvo una vida regalada, pero lo afrontó todo con la mayor de las sonrisas; para mí y mis hermanas fue una figura irremplazable», dice emocionado.

Y cuando comunicó sus intenciones a su padre, hace 31 años y medio, «empezó la jugada». En el cuartelillo de Gamonal lleva una década (al frente del mismo como subinspector, desde 2008), si bien en años anteriores ya había pasado por allí en otros dos momentos distintos. De hecho su primer destino en 1984 fue Gamonal, donde empezó pateando las calles con un sereno y un policía a punto de jubilarse, cuando la base actual no existía y descansaban en un despachito junto al colegio de Las Quemadas. Una de sus mejores etapa fue en Educación Vial, 10 años estuvo. Muchos le recuerdan y le saludan por la calle.

Ha sido patrullero y ha estado en Atestados. Pero lo que le llena, lo que le hace feliz es ser policía de Gamonal. Cuando se independizó su anhelo era quedarse a vivir en el barrio. Entiende su trabajo como «un servicio cercano al ciudadano, tratando de resolver problemas a diario». Tampoco lo dice él, ni se le ocurriría hablar bien de sí mismo, pero quien le conoce asegura que se deja una pasta en limosnas. «Hay mucho de mito», responde al periodista cuando saca el tema, aunque agrega, con socarronería, que «alguno cuando salga del talego tendrá que pasar por aquí a saldar alguna deuda».

Por cierto, sus compañeros, porque él no los llama subalternos, se deshacen en elogios. «El compañero Gaitu engloba todos los valores de buen policía, buen compañero, buen jefe y mejor persona; eres el capo de la Policía», literal. Lo dice un agente de su confianza, pero recoge el sentir general de la plantilla.

De tanto patearse el barrio será de las personas que mejor entiende a los gamonalinos -cuando era joven así eran conocidos los vecinos de Gamonal- y se ríe al recordar una expresión muy usada por los del «09007» -en alusión al código postal- la de «It’s not Burgos». Es una de las zonas «con las que más se ha cebado la crisis» y desde la Policía Local intentan integrarse en el entramado social y «colaborar en la resolución de problemas reales, cooperando con los servicios sociales, haciendo un seguimiento de cada caso, sobre todo con los menores».

En la conversación sale el asunto de los disturbios de 2014. «Gamonal salta cuando menos se le espera», advierte. Recuerda que en 1978 «se preparó un motín de aúpa» por una subida del precio del autobús y tuvo que intervenir la Policía Armada. Y poco a poco se ha dado cuenta de que «hay un gen, una manera de entender la sociedad que se diferencia del resto». Ahora bien, «en absoluto» justifica la violencia y cree que «con el diálogo se llega a todos los lugares y se hubiera evitado la lucha».