Memoria de las maestras

R.P.B. / Burgos
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Las maestras de la República, documental ganador de un Goya que se pasa mañana en Cultural Cordón, reivindica el papel docente de las mujeres • En Burgos, muchas fueron represaliadas tras la sublevación de 1936

La maestra burgalesa Casilda Quintana Calzada, con su marido y sus hijos. - Foto: DB

Se llamaba Casilda Quintana Calzada, estaba casada y era madre de siete hijos, el más pequeño un bebé de pocos meses.A su marido, peón caminero, lo habían ido a buscar a casa a los pocos días de la sublevación militar de julio de 1936. Lo mataron. Ella era la maestra de San Llorente de Losa. Ese fue el pecado por el que fue también asesinada esta burgalesa: querer comenzar el curso en septiembre, como todos los años. Al abrir la escuela la estaban esperando. Fue detenida, encarcelada y fusilada posiblemente ese mismo mes. Esta maestra burgalesa es un nombre y un rostro. Pero hubo más. Son las grandes olvidadas. Las mujeres que ejercían la docencia durante la República y que fueron salvajemente represaliadas: asesinadas, ‘desaparecidas’, encarceladas o estigmatizadas hasta el fin de sus días.

El documental Las maestras de la República, recientemente premiado en los Goya, narra maravillosamente la historia de estas mujeres, su contribución impagable al desarrollo de la sociedad. Cultural Cordón proyectará mañana, a partir de las 20,15 horas, la cinta, y a la conclusión del pase habrá un debate entre la secretaria federal de Políticas Sociales de FETE-UGT, Luz Martínez Ten, directora del proyecto, y el escritor Carlos de la Sierra. El documental pone de relieve la valentía y el compromiso de quienes participaron en la conquista de los derechos de las mujeres y en la modernización de la educación, basada en los principios de la escuela pública y democrática.

Mediante la recreación de una maestra de la época y con imágenes de archivo inéditas, el documental descubre el maravilloso legado que dejaron las docentes republicanas. Una herencia que ha llegado hasta nuestros días. Articulado en base a testimonios de investigadores y familiares, muestra el momento histórico que vivieron y su participación en la transformación social del país a través de la educación, lo que hace aún más terrible su final.

La nueva escuela

Los sublevados en julio de 1936 querían construir una ‘nueva España’. Y esa renovación pasaba obligatoriamente por una ‘nueva escuela’ que precisaba la destrucción total del sistema escolar republicano. Esa eliminación empezó desde el principio de la guerra en las zonas contraladas por el bando rebelde. Y para ejecutar tal fin los maestros que habían mostrado su adhesión a la República fueron depuestos de su cargo y represaliados.

En Burgos hubo al menos 79 detenciones, 54 encarcelamientos y 21 fusilamientos, según se recoge en el libro Purga de maestros en la Guerra Civil (Ámbito). Cifras realmente aterradores a las que habría que añadir otros 12 posibles fusilamientos de maestros encarcelados y desaparecidos sin dejar rastro. Los autores de esta obra hablan de una represión «ordenada y dirigida desde arriba». En este sentido, y aunque el porcentaje de maestros represaliados fue de apenas el 5 por ciento del total, los autores señalan que la represión para con este colectivo no fue pequeña, ya que al producirse el golpe en julio, en vacaciones de verano, muchos maestros se hallaban fuera de Burgos.

Casilda no fue la única maestra burgalesa represaliada. También sufrieron la vesania de los golpistas Mercedes Chicote, maestra de Roa; Valentina López Veganzones, maestra de Medina de Pomar; Primitiva MarcosMartín, de Hornes de Mena; Caridad Peraíta, de Villamayor de los Montes; y Simona Ríos Moana, de Revilla del Campo, entre otras.