FP mantiene la matrícula y Bachillerato pierde 100 alumnos

B.G.R.
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La pérdida se da sobre todo en los concertados y son los ciclos superiores los que sostienen la demanda de la Formación Profesional

En la presentación del curso escolar el pasado mes de septiembre, se anunció un incremento del número de alumnos de Formación Profesional, al tiempo que se mantenían los de Bachillerato con un leve aumento. El cierre de matrícula ha dado la vuelta a esta situación, ya que en el primer caso las cifras apenas varían y en el segundo se produce un nuevo descenso respecto al pasado ejercicio lectivo, que a su vez ya registró una caída.

En lo que se refiere a la FP, los ciclos de grado medio y superior suman este año 5.643 estudiantes, lo que supone solo 17 más que en 2017. El saldo positivo se debe a la evolución favorable que ha tenido la segunda opción de estudios, para la que se necesita el Bachillerato, que cuenta con 140 personas más en las aulas hasta las 2.918, frente a los 123 que pierde la primera. Por su parte, la FP Básica, título que trajo la Lomce y que equivale a la ESO en cualificación profesional pero no académica, tiene 786  (49 más), según los datos facilitados por la Dirección Provincial de Educación.

Su responsable, Juan Carlos Rodríguez Santillana, afirma que las subidas y bajadas de matrícula en los ciclos formativos «no responden a nada estructuralmente reconocible». No obstante, precisa que desde su creación los superiores «son más atractivos, especialmente porque cualifican más y, por ello, dan acceso a mejores puestos de trabajo», que los de grado medio.

En la oferta de FP hay hasta 22 familias diferentes y no todas ellas tienen la misma aceptación. Son las sanitarias, donde se incluyen estudios como los de auxiliar de enfermería o farmacia, laboratorio o higiene bucodental, las que tradicionalmente despiertan más interés. De hecho, los 800 estudiantes que hay matriculados en estas opciones representan el 14% del total de alumnado de los grados.

Le siguen por número de matrículas los estudios relacionados con la administración y las finanzas, con unos 700, si bien se trata de la rama profesional con mayor volumen de vacantes. Muy cerca se encuentran los vinculados a la electricidad y la electrónica, que suman 621 y donde se encuentran los ciclos de robótica industrial, que este año han registrado un importante aumento de las solicitudes. También es reseñable la cifra de Informática y Comunicación, con 439, así como la de las ramas de Instalación y Mantenimiento, que caborda la mecatrónica industrial (332); Fabricación Mecánica (358) y los ciclos relacionados con la automoción, que aglutinan a 227 alumnos. Los 186 de hostelería hacen que se haya equilibrado ya la oferta y la demanda tras el aluvión de peticiones de hace unos años.

El hecho de que el anunciado ascenso de la cifra de estudiantes en estas enseñanzas, que se estimó en 200 personas, no se haya cumplido como se preveía (solo hay 67 más en toda la oferta) responde, según Santillana, a que los datos que se dan al inicio de curso son «muy cercanos a la realidad» en Infantil y Primaria, «aproximación estadística» en la ESO y Bachillerato y pura «estimación» en FP y Régimen Especial (idiomas, música o enseñanzas artísticas). El motivo no es otro  que la matrícula en estos últimos casos se cierra más tarde y en ocasiones no se materializa.

Tampoco se cumplió el pronóstico para Bachillerato, que recogía un incremento de 50 alumnos respecto al curso pasado. Los datos de la Dirección Provincial de Educación revelan ahora que vuelve a descender la cifra de estudiantes al pasar de los 4.626 del pasado ejercicio a los 4.525 de este. Una caída que, aunque menos pronunciada, sigue la tendencia de 2017-2018, cuando disminuyeron en 300. Se da, principalmente, en la enseñanza concertada (61 menos), mientras que la pública pierde 40, de los cuales 29 son en las modalidades de nocturno y a distancia.

«El Bachillerato es, desde hace años, muy estable, aunque siempre dentro del contexto demográfico», subraya el responsable provincial en referencia a que «porcentualmente no se opta o se deja de optar más que hace una década por estos estudios tras obtener el título de la ESO», por lo que «seguiremos bajando porque cada vez hay menos alumnos en el sistema». Además, añade que se trata de una etapa ordinaria a la que se llega con la edad prevista, mientras que a FP, además de ese acceso, se produce el de personas procedentes del mundo laboral y universitarios.

En cuanto a las preferencias, el 55% de los alumnos (2.485) opta por la opción de Ciencia y Tecnología, el 40% (1.841) por la de Humanidades y Ciencias Sociales y el resto (199) por Artes, repitiéndose así la  radiografía de hace un año.