«De momento no me echo en cara nada»

I.L.H. / Burgos
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Manuel Baqueiro • Actor, participa en la obra 'Al final de la carretera'

«De momento no me echo en cara nada»

Nacido en Madrid, licenciado en Derecho y formado en artes escénicas en diferentes estudios, ha participado en series de televisión como La sopa Boba, Capital o Impares, aunque el papel por el que se le conoce es por Marcelino en Amar en tiempos revueltos y Amar es para siempre. En teatro ha formado parte de 20 años no es nada, La voz del viento y la más reciente La Ratonera. Y en cine, en el largometraje Pancho y en varios cortos.

Entre secuencia y secuencia del rodaje de la serie de televisión Amar es para siempre, Manuel Baqueiro atiende al teléfono para hablar de su personaje (Rafa) en la comedia Al final de la carretera, de Willy Russell, y de sus pretensiones como actor. «De momento ruedo la serie hasta junio y después ya veremos. Ya te puedes imaginar: entre semana la tele y los fines de semana el teatro. A tope, pero contento». En el papel de Marcelino lleva diez temporadas y como Rafa, el cuarentón que no está contento con su vida, desde el pasado mes de julio. En Al final de la carretera Rafa ve cómo su mundo interior se desmorona al cumplir los 40 años. Quiere escapar de esa vida «perfecta» y acomodada, con mujer, hijo y chalet adosado, y recuperar los ideales de juventud.Le acompañan en esta crisis Melani Olivares, Marina San José y Rubén Peña. Viernes y sábado en el Teatro Principal (20:30 horas, entre 10 y 25 euros).

No sé si es fácil después de diez temporadas como Marcelino que el público vea más allá del personaje del bar de El Asturiano. ¿Ha conseguido convivir con ambos?

Nos ocurre a todos, es verdad, pero supongo que es normal. A mí me pasa con Marcelino y a Melani con Paz, de Aída. El objetivo es que en cuanto empiece la función se olviden. Ese es el desafío también: proponerles un personaje distinto. Creo que lo conseguimos porque el público enseguida se mete en la función.

¿Lo  que le pasa a Rafa es la crisis de los 40 o una crisis existencial?

Es la crisis de no estar a gusto con tu identidad y plantearte si tienes o no escapatoria. Supongo que es una crisis existencial que tiene que ver con las promesas incumplidas con uno mismo. No son sueños sin cumplir, sino sueños por los que has dejado de luchar. Lo que le pasa a Rafa es que siente que se ha traicionado a sí mismo.

¿Al final de la carretera sería como lo del camino y la posada, que por llegar a un destino nos perdemos la senda?

A veces el viaje es el camino, la búsqueda constante puede ser suficiente. En el caso de Rafa creo que es un poco eso, que ha dejado de buscar y de soñar. Ya no pelea sino que se queda viendo la tele mientras toma una cerveza. Y eso le consume.

¿A Manu Baqueiro le pesa la mochila de los sueños olvidados?

No. Siempre me ha gustado pelear por lo que quiero y de momento no me estoy echando en cara nada. Tampoco soy muy ambicioso. Mi máximo sueño es estar bien y poder seguir viviendo de la interpretación.

¿Cree que se puede cambiar? ¿o la gente no cambia?

Buf... eso es una gran pregunta. Yo creo que la gente no cambia. Cuando ya tienes una edad puedes modificar ciertas pautas de comportamientos externos, pero la base ya está y cambiar, la verdad, se cambia poco.

Y supongo que lo de acomodarse es inevitable...

...Sí, bueno, pero con cautela. En mi caso supongo que lo de Marcelino y la televisión puede verse como acomodamiento o aburguesamiento, pero ese trabajo me permite luego hacer otro tipo de proyectos -como éste-, y eso lo compensa. El peaje es que no paro de trabajar de lunes a domingo, pero disfruto. Y como apenas hay trabajo en esta profesión es una suerte lo que me está pasando.

Entonces, si nos hemos acomodado y la gente no cambia, ¡poco podemos hacer?

-Ríe-. Está chunga la cosa. Hablamos de las cosas profundas, ¿no? Tu lugar en la tierra, tu relación con los demás, la generosidad, cómo aceptas las críticas... Pero siempre se puede mejorar un poco en ciertos aspectos sociales; ahora, en lo gordo yo creo que no. En cuanto al acomodamiento, bueno, es más discutible. El ser humano también está preparado para adaptarse, pero depende de las circunstancias. Efectivamente, nos adaptamos cuando no queda más remedio.

En su caso, de lo que pueda confesar públicamente, ¿qué le gustaría cambiar?

Respecto a lo que afecta a mi gremio, por supuesto que cambiaría lo del 21% cultural, que me parece increíble. Y supongo que hay otras muchas cosas que cambiar porque vamos hacia una sociedad cada vez más injusta, con mayor desigualdad. Creo que hay que intentar llegar a una política más social, desde todos los estrados y partidos. Tener una mayor conciencia social, que estamos perdiendo, y una mayor justicia redistributiva.

¿Y a nivel personal?

Pues no sé qué decir, no me lo he planteado. Me gustaría poder cambiar el hecho de tener más disponibilidad para mi familia y mis amigos.

Volviendo a Rafa y sus amigos, ¿sus vidas son grises, inmaduras o de acomodados?

Tienen un poco de todo, alguno es más inmaduro que otro, hay mucho acomodamiento y hay mucho también de apariencias. Rafa, por ejemplo, tiene un punto de inmaduro tremendo. Tiene también un poco de Peter Pan y de idealista profundo. Ycomo los seres humanos somos contradictorios, de repente le sale un ramalazo muy maduro.

La obra no va mal, así que igual también usted se ha acomodado al teatro...

Sí, no va mal, pero no te puedes fiar. A veces te crees que juntando a cuatro tíos un poco populares y un buen texto la cosa va a funcionar. Y ya te digo yo que no, que depende de muchas cosas. En nuestro caso estamos contentos, hay química entre nosotros y la dirección es muy buena, así que por ahora funciona.

¿Y de Marcelino qué puede contar?, ¿qué le va a pasar en la serie?

De todo. Se va a meter en unos jaleos importantes por intentar mejorar el negocio de El Asturiano y sacar adelante a la familia. Va a pasar algo gordo en el bar, y peligroso para todos. Va a ser una bomba, pero no puedo adelantar nada.

Solo Marcelino y el personaje de Pelayo se mantienen desde el principio. Es raro, ¿no?

Y Manolita, que se incorporó enseguida. Bueno, nosotros somos como una familia y cada temporada tenemos compañeros nuevos de clase... Está bien... Así no te aburres.