Un lustro sin tabaco en los bares reduce un 11% los infartos

Angélica González / Burgos
-

La consulta de deshabituación del Hospital Universitario ha visto incrementar su demanda. Está dirigida a pacientes de Neumología y otros servicios, a algunos derivados de Atención Primaria y a personal del centro

 
En aquel momento pareció que todo el mundo conocido hasta entonces se venía abajo. Previsiones catastróficas, conatos de rebelión,  malos augurios sobre que la ley no iba a poder imponerse a los hábitos de un paisanaje poco civilizado y obediente... Había llegado la prohibición absoluta y tajante de fumar en los establecimientos públicos. En un país en el que apenas un par de décadas antes se encendía un pitillo o un puro en cualquier parte -incluidas consultas médicas, autobuses y clases de enseñanza primaria- parecía imposible que se cumpliera y hoy, cinco años después,  lo raro sería ver a alguien encender un pitillo en la barra de un bar.
Este cambio cultural ha traído otro mucho más importante: el de la mejora de la salud. Según datos del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo este lustro de abstinencia en los locales públicos ha supuesto el descenso de 11% de los infartos y de un 15% de las consultas de asma infantil.
Lourdes Lázaro, neumóloga del Hospital Universitario de Burgos (HUBU)y responsable de la consulta de deshabituación tabáquica de ese centro, explica que estos datos son extrapolables a la provincia de Burgos donde desde diciembre de 2010 se han consumido siete millones menos de cigarrillos. 
«Se sabía que en lo primero que se iba a notar la no exposición al humo del tabaco sería en las enfermedades cardiovasculares, que involucran a órganos que se ven muy afectados por el monóxido de carbono y el efecto que provoca en ellos es muy agudo. Para valorar los cambios en las patologías tumorales y respiratorias vamos a necesitar más tiempo porque el daño se produce más a largo plazo», explica, y, en este sentido, excluye al asma, enfermedad en la que el efecto del tabaco también es más rápido. 
A su juicio, los grandes beneficiados de la prohibición de fumar en los bares han sido los propios trabajadores de la hostelería: «Aún no tenemos datos pero lo constatamos en las consultas, donde nos dicen que se encuentran mucho mejor». En cualquier caso, Lázaro recuerda a los recalcitrantes que dejar de fumar es la decisión más saludable que cualquier persona puede tomar en su vida.
Al igual que la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, pide a quienes sigan fumando que reflexionen sobre todo lo que se inhala y llega a los pulmones y en el organismo al encender un cigarrillo: más de 3.500 sustancias tóxicas para la salud y que de ningún otro modo nadie aceptaría inhalar o ingerir: monóxido de carbono, acetona, naftalina, disolventes, amoniaco, arsénico, insecticida DDT, plomo, cadmio e incluso elementos radioactivos como Polonio 210, y hasta 40 sustancias cancerígenas, entre ellas el alquitrán, que, al quemar, se descompone en hidrocarburos policíclicos.
La consulta de deshabituación tabáquica del HUBU ha experimentado en este tiempo un cierto incremento de pacientes. Este punto se ocupa de ayudar a dejar de fumar a enfermos ingresados tanto en Neumología como en otras especialidades y recibe también a usuarios de Atención Primaria con especiales dificultades para controlar la adicción al tabaco y a los trabajadores del hospital. Sobre estos últimos se hizo una encuesta el año pasado en la que los datos más relevantes fueron que el porcentaje de fumadores entre toda la plantilla del centro es similar al de la población general (23,4% frente al 24%) pero que en los sanitarios se reduce bastante, más entre los médicos (12,8%) que entre el personal de Enfermería (17,8%).