Detectan una mayor incidencia de paro y desahucios en los pacientes atendidos por alcoholismo

Angélica González / Burgos
-

La Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Burgos (Arbu) constata un deterioro cada vez mayor en las circunstancias sociales de las personas a las que atiende

Arbu no solo trabaja con enfermos sino que hace prevención con los jóvenes para que eviten la adicción. - Foto: Valdivielso

Más del 50% de los pacientes que acuden a la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Burgos (Arbu) están en situación de desempleo; unos pocos más disponen de trabajos temporales y solo el 36% está en activo. «Este porcentaje de parados es significativo, lo mismo que la aparición del trabajo temporal, por lo que podemos decir que la crisis está haciendo mella en este colectivo, cada vez vemos situaciones más complicadas que tienen que ver, incluso, con los desahucios de sus domicilios», explica el psicólogo Julián Mateos.

Esta situación, lógicamente, agrava el estado de ánimo de unas personas con una fuerte adicción que casi nunca van de forma voluntaria a tratársela (solo en un 4% es así) sino que el 80% lo hace derivada por los servicios sanitarios y sociales, un 11%, por la presión de la familia; un 5% llega desde los centros de rehabilitación de alcohólicos y se ha encontrado un 1% derivado de las empresas. Así, los psiquiatras y psicólogos que les atienden intentan trabajar con la autoestima que, en la mayoría de los casos, está ya muy ‘tocada’ cuando llegan a Arbu. También se les ofrece actividades dirigidas a su integración laboral como la alfabetización informática, talleres de habilidades básicas para el empleo, de orientación laboral y búsqueda activa. De los 53 participantes en 2014, 7 encontraron un puesto de trabajo.

Como media, estas personas llevan 25 años bebiendo y comenzaron a hacerlo con apenas 14 años: «Existen, al menos, 11 años de consumo perjudicial por lo que los pacientes que atendemos presentan un grave deterioro físico, psicológico y social», precisa Mateos, quien añade que en un 57% tienen trastornos psíquicos asociados, principalmente de carácter afectivo, de ansiedad, siendo el más frecuente el trastorno límite de la personalidad.

Cuando estos enfermos llegan a Arbu firman el denominado contrato terapéutico en el que se comprometen a tener una abstinencia total a cualquier tipo de droga y asistencia regular y puntual a las sesiones en las que deben tener una participación activa. Acuerdan, además, tener una confidencialidad absoluta en el caso de participar en la psicoterapia de grupo y el cumplimiento del tiempo fijado de tratamiento.

Arbu trabaja también con las familias pues sabe, por los años de experiencia, que la presencia de un alcohólico en una casa provoca problema emocionales en el resto de las personas con las que convive. De hecho, tiene un programa específico para prevenir trastornos psíquicos en las mujeres que se hace en colaboración con los servicios sociales del Ayuntamiento y la Diputación. Las participantes se incluyen en un grupo de psicoterapia dirigido por un terapeuta especializado: «Se trata de un grupo de discusión verbal que tiene como objetivo producir cambios cognitivos y conductuales y, por supuesto, prevenir trastornos psíquicos». En su mayor parte son esposas de alcohólicos pero también acuden madres, hijas y hermanas.

Arbu no solo se ocupa del cuidado de quienes ya tienen la vida destrozada por culpa de la adicción al alcohol sino que trabaja también para evitar que los jóvenes comiencen a beber. De hecho, un 3% de sus usuarios tienen menos de 30 años. Para ello, trabaja con estudiantes de Bachillerato en un programa de reducción de daños asociados al consumo del alcohol y del cannabis informando a la gente joven de los efectos de este consumo. El año pasado llegaron a 519 en la capital y 252 en la provincia.  

La prevención no se queda aquí sino que Arbu tiene talleres de prevención para jóvenes sancionados por hacer botellón, para alumnos de autoescuela y para alcohólicos del medio rural.