«El arte nos hace más libres y nos ayuda a olvidar nuestra mortalidad»

R. Pérez Barredo / Burgos
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Luis Alberto de Cuenca • Poeta

Su obra literaria es amplia y abarca poesía, ensayos y narrativa.Es también un traductor de campanillas. Con La caja de plata obtuvo el Premio de la Crítica en 1986. Su obra se adscribe a la corriente culturalista, en la que destaca la ironía, el lenguaje coloquial, el distanciamiento o la mezcla de lo cotidiano y lo libresco. Es un grande, Luis Alberto de Cuenca.

Poeta mayúsculo, ex secretario de Estado, letrista de canciones de rock, profesor de investigación del CSIC, el madrileño Luis Alberto de Cuenca (1950) fue el encargado de clausurar ayer el Congreso de Profesores de Español en la Universidad Isabel I, un encuentro que ha reunido a más de 200 docentes de todo el mundo que han cumplido el objetivo de revitalizar la enseñanza del español y compartir algunos de los últimos trabajos de investigación.

¿Honramos lo suficiente a nuestra hermosa lengua?

Nunca será suficiente todo lo que podamos hacer para honrarla, porque es nuestro activo más importante. Tenemos una deuda con nuestro idioma, sin duda.

Tantas veces maltratado...

Sí, pero últimamente lo del maltrato de la lengua se lleva mejor, porque el criterio no es tanto normativo como de uso.

¿Por qué no cuidamos lo suficiente nuestra lengua?

Porque está sometida a muchísimas invasiones de barbarismos por todas partes. En Hispanoamérica hay una mayor dedicación al cuidado de la lengua que en España. Pero, en cualquier caso, la lengua puede con todo.Es tan importante que, por mucho que intentemos vejarla, siempre sale airosa.

¿Se puede atribuir ese maltrato a las sucesivas reformas educativas y a que los clásicos han ido desapareciendo de las aulas?

Es cierto que ahora hay menos presencia de los clásicos en los planes de estudio, que han sido tremendos, devastadores, sobre todo a partir del Tardofranquismo, cuando el Libro Blanco de Villar Palasí, que fue el principio del fin, con jalones espantosos como la Logse, por ejemplo. Ha sido tan devastador el efecto didáctico, pedagógico, de nuestros planes de estudio que es normal que los clásicos estén retrocediendo, tanto los españoles como los grecolatinos, que están en franca retirada.

¿Esos planes de estudio que dice devastadores nos han hecho una sociedad más inculta?

Yo creo que sí. La sociedad española es gradualmente más inculta conforme pasa el tiempo. Y eso es efecto de los planes de estudio, que han ido adelgazando los contenidos progresivamente.

¿Hay alguna solución para ello? ¿Un gran pacto de Estado sobre la educación atajaría esa progresiva incultura?

Podría haber ese gran pacto de Estado, pero no va a suceder.Estamos entre el ser y el deber ser. Y el ser contradice el deber ser. No habrá un gran pacto de Estado por la educación ni por la cultura. Y ahora menos que nunca con la aparición de nuevos partidos y la desaparición del bipartidismo. No nos hagamos ilusiones. Esto no tiene arreglo. Va a ir a peor. No soy nada optimista con respecto al futuro. La generación anterior a la mía era más culta que la mía y así sucesivamente.

¡Qué pena!

Sí, es una pena. Se ha igualado por abajo. Es algo penoso.

Usted ha sido secretario de Estado de Cultura. ¿Qué radiografía hace del estado de la cultura en nuestro país?

Muy positiva desde el punto de vista de la creatividad. Hay excelentes poetas, excelentes narradores, músicos, pintores... Lo que sí hay es poco consumidor de la cultura en general. Y existe un fenómeno que se ha producido en los últimos años y es que todo el mundo se ve con ánimos e impulso de crear. En literatura están esos talleres de escritura que hacen creer que todo el mundo puede escribir. Y eso no. Hay que ser una persona especialmente dotada para ello. Pasa como con toda esa gente que ahora corre, que hace footing. No tienen nada que ver con los profesionales del atletismo. Pues en literatura pasa eso. En mi época había lectores. Ahora lo que hay es escritores. Me parece patético.

¿Qué opina del IVA cultural?

Es un disparate. Espero que lo corrijan.Es tremendo. Ha hecho mucho daño al teatro y al cine, sobre todo.

¿Por qué se tiende a abominar de la cultura, a considerarla a menudo por los poderosos como algo prescindible?

Es tremendo, pero es así: siempre es la perdedora de todas las instituciones del Estado. Son las que están menos financiadas, menos reconocidas y menos atendidas.Siempre que hay que ahorrar se empieza por la cultura. Y es una cosa pavorosa, cuando nuestro principal activo, el de España, es su cultura: su lengua, su patrimonio...

¿Un sociedad culta es una sociedad peligrosa para el poderoso?

Suele ser, sí. Pero no es el caso. No estamos en una sociedad culta, así que no sabemos qué ocurriría si de repente nos transformáramos en una sociedad culta. A mí también me da cierto vértigo que todo el mundo fuera culto. Hay mucha gente a la que no le interesa la cultura y está en su derecho. También hay que analizarlo desde ese punto de vista. Hay gente a la que no le gusta leer y sí pasear. Y es igual de noble una actividad que la otra. Lo que pasa es que nosotros somos letraheridos y siempre estamos con un libro entre las manos. Creo que somos un poco pervertidos.

¿Ah sí?

Pervertidos porque las perversiones son buenas si se buscan de una manera intensa y extensa, como es el caso de todos a los que nos gustan los libros. Cuantos más, mejor, y cuanta más profundidad e intensidad, también.

¿Es el poder la principal amenaza de la cultura o lo es la abulia y el desinterés por la misma?

Podría serlo. Pero esa abulia y ese desinterés podría ser un signo de los tiempos, marcados por el predominio de la imagen y las tecnologías.

Usted es poeta y siempre ha reivindicado la poesía. ¡Cuántas veces le habrán preguntado para qué sirve!

Te contestaré lo que dijo Eulogio Florentino Sanz, un poeta del siglo XIX, cuando uno de los señores que le daba de merendar -porque los poetas siempre hemos tenido muy poco dinero- le hizo esa pregunta: para lo que sirven los demás hombres, y además para hacer versos.

¿Cuál debe ser el papel de un poeta en la sociedad, si es que debe tener alguno?

Crear belleza, que no es poco.El arte es la creación de un territorio en el que la belleza es el objetivo. Lo que nos hace es ser más libres y nos ayuda a olvidarnos de nuestra mortalidad. El arte está hecho como una especie de cataplasma sanitario para ayudarnos a seguir vivos a pesar de la inminencia de nuestro óbito.

Belleza para conjurar, para ahuyentar a la muerte.

Es que el arte y la belleza existen para combatir a la muerte, a la temporalidad que nos acecha.

Una inteligente manera de pasar por la vida.

Claro, porque ayuda a vivir y a combatir los terrores del más allá.

¿Con que sueña Luis Alberto de Cuenca?

Con encontrar una primera edición de Sonata de Otoño, de Valle Inclán, que es la única que me falta.

A ver si se la encuentro en Burgos...

¡Sería magnífico!