50 años del Burgos industrial

G. Arce / Burgos
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Llegó con mil pesetas en el bolsillo, una bicicleta y ganas de trabajar • Ayudó a hacer de su empresa, Campofrío, una gran multinacional y a impulsar a la ciudad hacia la prosperidad

José María Yartu González - Foto: Luis López Araico

Dicen los que trabajaron codo con codo con José María Yartu, que era un hombre tan enérgico, tan exigente consigo mismo y con los demás y, en el fondo, tan cargado de humanidad, que nadie podía evitar ante su presencia un sentimiento de temor y aprecio a partes iguales. Empresario a la vieja usanza, Yartu trabajaba duro y exigía lo mismo a los que le rodeaban. Sin contemplaciones. En las comidas de trabajo prácticamente no dejaba tiempo a tomar el café antes de retomar los papeles y cuando se le preguntaba en el despacho por sus tres principales aficiones, pocas veces se le escapó lo de la caza de la cordoniz, la pesca del salmón o el Athletic de Bilbao, sino la retahíla de:«Trabajo, trabajo y trabajo».

La autoexigencia y el tesón infinitos ya iban impresos en el ADN de este burgalés nacido el 25 de abril de 1925 en la localidad riojana de Ezcaray, cuya pasión por la vida, por el futuro y por la prosperidad de la sociedad ha impregnado los últimos 50 años del Burgos industrial.

Como no podía ser de otra manera, fue un alumno brillante en la Universidad de Deusto, donde cursó los estudios de Derecho y Ciencias Económicas, y triunfó desde muy joven en el complejo mundo de la industria alimentaria.

Industrias Cárnicas Gar, ubicada en Gordejuela (Vizcaya), fue su primer trabajo con apenas 26 años. Tal y como recordaba en una entrevista a este periódico, llegó a Burgos con mil pesetas en el bolsillo, una bicicleta y el tesón marca de la casa. El 1 de enero de 1952 se integra en la Conservera Campofrío, la mítica empresa fundada José Luis Ballvé y Clemente Garay, como director administrativo, siendo uno de los artífices junto a la familia Ballvé de lo que hoy es Campofrío Food Group, una compañía que pese a su presencia multinacional creciente nunca ha dejado de apostar por su ciudad de origen. Toda la vida laboral de Yartu estuvo dedicada a este proyecto empresarial que hoy suma más de 6.000 puestos de trabajo, participando en la primera línea de los diferentes negocios como Interalimen, Prograsa, Degesa, Coprasa, Fuente Peñoñori, Camposierra, Campocarne, Hotelera Onubense y Turismo de Granada, además de la Fundación Sonsoles Ballvé, entre otras responsabilidades.

 

Cámara. El 5 de marzo de 1965 comenzó la fructífera e ininterrumpida relación de Yartu con la Cámara de Comercio, donde ha ostentado los puestos de tesorero (1966-1979) y contador (1979-1986). En diciembre de 1986 asume la Presidencia de la Cámara, un cargo que ocupará durante once años y medio, hasta junio de 1998. En total, más de 33 años de fructífera labor en la Cámara, que han tenido la oportuna continuidad en el que fue su compañero de trabajo y amigo Antonio Méndez Pozo.

En julio de 2008, Yartu recibió el título de Hijo Adoptivo de la Ciudad, en el que fue uno de sus últimos actos públicos y, a buen seguro, uno de los reconocimientos más sentidos. No fue el único. También cuenta con la Medalla de Oro de la Cámara de Comercio; la Medalla al Mérito al Trabajo, en su categoría de plata;y la Encomienda de la Orden del Mérito Agrario, Pesquero y Alimentario.

 

|OPINIÓN|  PEDRO BALLVÉ | Presidente de Campofrío Food Group

Un trabajador infatigable

que contagiaba honradez

Haber conocido a José María Yartu y haber podido compartir con él tanto tiempo ha sido para mí un gran privilegio. De sus virtudes supe primero por mi padre, José Luis Ballvé, que siempre me subrayaba que José María contagiaba al equipo fundacional de Campofrío, entre otras muchas cualidades, honradez, disciplina y una tremenda capacidad de esfuerzo.

Posteriormente yo mismo lo pude comprobar: vi cómo en el día a día se hacía respetar en todos los ámbitos y en un sector tan duro y competitivo como lo era el cárnico de aquella época, cómo transmitía liderazgo y cómo, trabajador infatigable, su comportamiento siempre se ceñía a los códigos irrenunciables del compromiso y la implicación total.      

Generoso, especialmente en el trabajo, siempre daba más de lo que recibía: a Burgos, que le adoptó, su amplitud de miras empresarial, como bien saben en la Cámara de Comercio que presidió durante muchos años; a España, un espíritu emprendedor clave, especialmente en el contexto del conocido Polo de Desarrollo.

En mi caso, la oportunidad de compartir diferentes puntos de vista y, sobre todo, de aprender, pues José María Yartu ha sido para mí un socio, un compañero, un amigo y sin duda una de esas personas que dejan huella y de las que siempre hay muchísimo que aprender.