Los testigos del siniestro aseguran que el Toyota GT que circulaba a eso de las 11,30 horas de ayer por la BU-800 tenía que ir a una velocidad superior a los 80 kilómetros por hora, cuando el límite en ese tramo de la carretera -kilómetro 15- se encuentra en 50. Solo así se explica que el conductor perdiera el control del vehículo en una curva y diera varias vueltas de campana antes de que el automóvil quedara boca abajo sobre la calzada.

Pero conducir rápido quizá no fue lo peor que hizo ayer el conductor de este coche. A pesar de que su compañero de trayecto resultó herido y se quedó en el coche hasta que llegaron las emergencias sanitarias, él se apeó del coche y se marchó de allí. Algunos de los que presenciaron el siniestro informaron a la Guardia Civil de lo que había sucedido. Los agentes lograron identificar a esa persona y poco después dieron con ella. Pues bien, le efectuaron la prueba de alcoholemia y dio positivo. Los guardias civiles han instruido diligencias que serán remitidas al juzgado de guardia. Será el juez quien determine de que faltas o delitos responde este conductor.

Hasta el servicio de emergencias 112 de Castilla y León llegaron varias llamadas alertando del siniestro. Desde aquí enviaron un soporte vital básico hasta el punto kilométrico 15 de la BU-800. Los facultativos atendieron a un joven de 26 años, que responde a las iniciales R.A.T. A pesar de que las lesiones que presentaba no eran graves fue trasladado en ambulancia hasta el Hospital Universitario, para ser sometido a una exploración exhaustiva.

También se desplazaron al lugar del accidente varias patrullas del Subsector de Tráfico de la Guardia Civil. Al margen de completar el atestado, apoyaron las tareas de socorro y regularon la circulación hasta que el coche fue retirado de la calzada.