Dos cabinas de radar controlarán la velocidad en la calle Vitoria

I. Elices / Burgos
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Puntos exactos. Las dos nuevas cajas -6.000 euros cuesta cada una- se instalarán frente al número 115 y a la altura de Hacienda.

Un atropello se produjo por la mañana en la glorieta de Juan Gil, al final de la carretera del Cementerio. - Foto: Alberto Rodrigo

El concejal de Seguridad Ciudadana, Salvador de Foronda, considera que la colocación del radar móvil de la Policía Local es una medida insuficiente para rebajar la velocidad en la calle Vitoria, la vía de la capital en la que más accidentes se producen a lo largo del año, 150 en 2014. La única manera de obligar a los conductores a levantar el pie del acelerador en la principal arteria de circulación de la capital es, a su juicio, la instalación de un cinemómetro fijo, o al  menos de las cabinas que los cobijan. Dada su extensión, el edil del PP se inclina por emplazar dos nuevas cajas, una a la altura del número 115 y otra algo más allá de la delegación de Hacienda, hacia el centro.

En principio su idea pasa solo por adquirir las cabinas, que cuestan en torno a los 6.000 euros, y dejar la adquisición del radar o los radares propiamente dichos para cuando toque renovar el contrato, que además expira este año. Y es que el precio de cada cinemómetro oscila entre los 70.000 y los 80.000 euros. De este modo los dos medidores fijos de los que dispone en estos momentos el Ayuntamiento rotarían entre las seis ubicaciones actuales ( Casa la Vega, calle Esteban Sáez Alvarado, avenida del Arlanzón -a la altura de El Plantío-, en la carretera del Cementerio y dos en Santa Bárbara) y las dos nuevas de la calle Vitoria, si bien no hay aún fecha para la colocación de estas últimas.

Que los coches adquieren grandes velocidades en la calle Vitoria no es una mera sensación. Los datos lo avalan. En 2014 el radar móvil rotó por numerosos puntos de la ciudad (avenida de Cantabria, Pisones, avenida de Castilla y León o carretera de Arcos), pero fue en la calle Vitoria donde detectó la velocidad más elevada, cuando ‘cazó’ a un vehículo que circulaba a 105 kilómetros por hora.

Además, la eficacia del radar  móvil de la Policía Local es discutible si se observan las cifras de 2014. Si los cinemómetros fijos controlaron 2,1 millones de vehículos durante los 365 días del año, el itinerante tan solo vigiló el paso de 16.224. Y mientras que los primeros multaban a 3.782 conductores el segundo solo sancionó a 71.

Desde que llegó al cargo de concejal de Seguridad Ciudadana De Foronda siempre ha apostado por extremar el control de la velocidad en la calle Vitoria -también en avenida de Cantabria- pero sobre todo en la primera. La apertura de los distintos tramos de la circunvalación exterior y de las rondas interiores «ha liberado de vehículos esta vía y el hecho de que circulen menos coches hace que éstos incrementen la velocidad, lo que a su vez hace crecer el número de siniestros y, sobre todo, de atropellos».

Es consciente de que un sector de la ciudadanía criticará su medida aduciendo que el único propósito es el de recaudar más dinero a base de multas. Niega tajantemente que el objetivo sea ese y asegura que no le importa lo que opine la gente pues «el único fin que buscan los radares es que se reduzcan los atropellos y los accidentes». «Si para disminuir riesgos los que pisan el acelerador se tienen que rascar el bolsillo, bienvenido sea; se trata simplemente de hacer cumplir la Ley», resume.

Más puntos en estudio

Al margen de la calle Vitoria -vía en la que el concejal De Foronda considera que es prioritario intervenir- hay otras zonas en estudio para la colocación del radar. El primer lugar que está bajo la lupa es la avenida Valentín Niño, en especial el tramo que discurre entre la cárcel y el inicio de la barriada de Yagüe. Otra de las ubicaciones en las que el Ayuntamiento analiza la colocación de un radar es la situada entre la Ventilla y Castañares, en la carretera de Logroño.

En el catálogo de puntos susceptibles de lucir una cabina de radar se encuentra también Villatoro. No son pocos los vehículos que circulan por allí a diario, pues a muchos conductores les incomodan las glorietas que jalonan los nuevos accesos a la A-73 y el polígono de Villalonquéjar. Y por último se encuentra la avenida de los Príncipes de Asturias, entre Villímar y la estación Rosa de Lima.