El tráfico de la Ribera repunta tras una caída continua

A. del Campo
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Una media de 82.108 vehículos circularon al día por la comarca en 2016, un 2,2% más que en 2014. La N-I y los puntos más próximos a Aranda de la N-122 son los únicos que perdieron volumen de tránsito

El número de vehículos que circulan diariamente por la Ribera aumentó un 2,2 por ciento entre 2014 y 2016 (último año del que hay datos disponibles). Si en 2014 el tráfico registrado en la comarca fue de 80.340 automóviles al día, en 2016 el número ascendió hasta los 82.108. La cifra representa un pequeño repunte en comparación con el descenso del 9,78 por ciento que se registró desde 2011 (cuando transitaban diariamente por la Ribera 89.053 coches) hasta 2014 (año en el que circulaban 80.340 vehículos al día). De esta forma y en términos generales, en los últimos cinco años en los que hay datos el tráfico diario de la Ribera cayó un 7,8 por ciento. Esta es la principal conclusión que se obtiene al sumar las cifras recogidas por los 16 puntos de medición de tránsito motorizado con los que el Ministerio de Fomento realiza el mapa del tráfico. Una publicación anual que recoge la intensidad media diaria medida en vehículos/día (IMD) y que permite analizar la evolución de las carreteras.

Los datos expuestos, esa caída de casi el diez por ciento entre 2011 y 2014 y ese repunte del 2,2 por ciento de 2014 a 2016, parecen encontrar su explicación en el transporte de mercancías y por lo tanto en la situación económica del país. La crisis hizo que se redujera el tráfico y la recuperación que se ha vivido en los últimos años ha generado un aumento del mismo, como constata el presidente de la Asociación Burgalesa de Transportistas (Asebutra), José Luis Olivella: «Esa es la clave». La presidenta de la Asociación de Taxistas de Aranda y la Ribera (ATAR), Dolores Lorenzo Cazorro, también apoya esta teoría: «La crisis sí ha influido, aquí dependemos mucho del transporte de camión, y bajó muchísimo. Yo conozco casos de gente que tuvo que vender camiones, que tenía una flota de seis y se quedaron con uno o dos. Me acuerdo de que circulabas por las carreteras y era muy raro ver camiones como ves ahora, que ves camión tras camión».

Si por lo general de 2014 a 2016 el tráfico diario aumentó, la N-122 y la N-I en sus puntos más cercanos a Aranda, los estudiados por Fomento, representaron las excepciones. La Nacional 122, a la altura de Fresnillo de las Dueñas, tuvo una bajada del 44 por ciento hasta ver pasar 2.310 coches al día. Esa misma vía, antes de llegar a Castrillo de la Vega, también bajó su tránsito un 26,6 por ciento. La causa es sin duda la construcción del tramo de A-11 que bordea Aranda y que en 2016 ya acumuló unos 2.500 vehículos al día. En otros puntos de la Ribera, más alejados de la capital, la N-122 ha aumentado su tráfico entre un ocho y un 15 por ciento a partir de 2014. Realidad que conoce bien la presidenta de ATAR: «El problema no es que haya bajado o subido el tráfico, es que se hace muy pesado ir por esa carretera. Son vías muy lentas de conducción». Por su parte, Olivella señala que la Nacional-122 «sigue siendo una carretera no interesante para los transportes». «Es un calvario» y eso provoca que los profesionales «se desvíen por Burgos». Palabras que hacen recordar la reivindicación de la A-11.

Si las nacionales han perdido circulación, la A-1, la autovía a Madrid, es la que más tránsito ha ganado desde 2014. Aunque en sus puntos más al norte de la comarca el crecimiento no ha pasado del diez por ciento, a la altura de Aranda ha llegado hasta el 18,7 por ciento y en el sur de la Ribera ha alcanzado el 23 por ciento. Sin embargo, ni taxistas ni transportistas encuentran grandes quejas en la autovía al ser un trazado de mayor calidad que el de las nacionales. El volumen de vehículos que ha ganado la A-1 a su vez lo ha perdido la N-I, aunque sobre todo al norte de la capital, en la zona de Costaján, donde la IMD ha bajado un 51 por ciento, mientras en al sur, en Fuentespina, la bajada ha sido únicamente del 1,7 por ciento. Por otra parte, las comarcales, tanto la CL-619 como la CL-603, han experimentado una menor variación en su tráfico diario, del seis y el cuatro por ciento respectivamente.

En Aranda de Duero. Los mapas del tráfico de Fomento se centran en analizar las carreteras y no los cascos urbanos, como mucho los accesos a los principales núcleos de población. En el caso de Aranda, todos los accesos han perdido volumen de vehículos desde 2014, siendo el norte y el este los de mayor reducción al rozar el 50 por ciento de bajada. Una vez dentro de la ciudad, en ATAR afirman que desde hace unos años «conducir por Aranda es horrible, sobre todo en verano y los fines de semana». Mantienen que la villa «se colapsa mucho» e inciden en la necesidad de contar con «una circunvalación completa». Por su parte, el concejal de Tráfico, Máximo López Vilaboa, recuerda que se ha actuado sobre uno de los «puntos más conflictivos: los Jardines de Don Diego», donde recientemente se ha construido una rotonda que «ayuda a dar mayor agilidad al tráfico». Solución, la de las glorietas, que según apunta el edil sería más difícil en otras zonas en las que el espacio es más reducido.