Escalera de camino al éxito

Samuel Gil Quintana / Burgos
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Un alumno de la Universidad diseña para su trabajo fin de grado una aplicación Android encaminada a la gestión de turnos y guardias de personal en distintos sectores profesionales; tanto públicos como privados

Desde que nació, el burgalés Diego Prado Nebreda vive montado en una escalera que le impulsa continuamente hacia el crecimiento. Su padre, que trabajaba fuera, se perdió gran parte de su niñez. Pero, lejos de hundirse, Diego no notó su ausencia. Para conducir su infancia con amor y tremendo esfuerzo ya estaba su madre, quien no permitiría que uno de sus hijos se bajara de la escalera que siempre soñó para él. 
Porque, llámenlo fuerza, energía o cosmicidad, a Diego siempre hubo algo que le empujó a seguir progresando; hacia delante. Incluso cuando veía una meta, cerca, a un palmo, no solía conformarse. Pedía que se la aplazaran; que a él aún le quedaba cuerda para demostrar. El pasado febrero, al final del principio de su camino, cuando se dispuso a desarrollar su trabajo final en el Grado de Ingeniería Informática, volvió a solicitar una dilación. Aquél trabajo no sería final, no.
Junto a su tutor, Luis R. Izquierdo, creó Swapp, una aplicación diseñada para gestionar los cambios de turnos y guardias de personal en numerosos sectores profesionales. Y bajo su asesoramiento, se coló entre los seis premiados de la Convocatoria de prototipos orientados al mercado laboral en el plan TCUE 2015-2017, organizada por el Vicerrectorado de Investigación de la Universidad de Burgos. La superación de esta fase, reconoce, le dio alas para elevarse definitivamente hacia la consecución de una herramienta comercializable. «Desde el principio vimos que se trataba de una aplicación con una rentabilidad potencial muy fuerte, ya que suponía resolver un problema relativamente común para muchas personas de una forma novedosa», explica.
Y aunque todavía se encuentra en fase de experimentación, el proyecto de Diego ya ha recibido  algún que otro halago. Personal procedente de distintas áreas profesionales, como la sanitaria, o incluso el Cuerpo de Bomberos de Valladolid, ha manifestado su benéplacito para con la iniciativa. «Lo primordial es generar una necesidad en las empresas; que perciban la utilidad de la aplicación. Porque para mí la tiene, pero lo verdaderamente importante es  constatar su aceptación en un entorno real», apunta.
El amor entre Diego y la informática surgió, prácticamente, a primera vista. Tan solo le contemplaban cuatro primaveras, y en su casa ya había un ordenador. «Se lo debo a mi padre», proclama con orgullo. Así, decidió dedicar su vida a esa simpatía, forjada a través del tiempo, con la programación como acicate. «Programar abre las puertas de la razón y de la lógica; enriquece la mente. Debería impartirse de forma obligatoria a nivel educativo», reclama. 
Ahora, a sus 26 años, se precipita sin temor alguno al abismo del emprendimiento. Y espera que Swapp actúe como inmejorable rampa de lanzamiento. El nombre, que une -en inglés- las palabras intercambio y app, encarna una originalidad tan valiosa como el nicho de mercado que cubrirá su desarrollo. «En España (sin contabilizar el resto de países hispano-hablantes e incluso los que no lo sean puesto que ahora mismo el prototipo también se encuentra traducido al inglés) existen más de 750.000 usuarios alcanzables computando personal sanitario, cuerpos y fuerzas de seguridad del estado. A ellos habría que sumar todas las empresas de índole privada que también podrían verse beneficiadas», descubre con seguridad.
Quizá fue por el oportunismo con el que su padre despertó en él la afición por la informática; quizá porque para Diego emprender simboliza «una montaña, cuya pendiente va suavizándose a medida que caminas». Pero no piensa en bajarse de la escalera, y el éxito ya le observa desde arriba.