El crédito fue un espejismo

H. J. / Burgos
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La concesión de préstamos en la provincia de Burgos vuelve a caer tras el alivio en la recta final de 2014. Solo ha logrado crecer durante tres meses desde junio de 2010

El crecimiento del crédito a particulares, empresas y administraciones públicas durante la recta final de 2014 fue una anomalía en medio de la tendencia al desplome. Tras aquel dato esperanzador que situaba a la provincia de Burgos entre las únicas siete de toda España donde crecía la concesión de préstamos, el primer trimestre de 2015 ha devuelto a la estadística a la cruda realidad: vuelve a caer.

Entre enero y marzo el volumen de dinero prestado en Burgos pasó de 9.429 a 9.283 millones de euros según los datos difundidos por el Banco de España. Así, 18 de los últimos 19 trimestres (desde junio de 2010) presentan registros a la baja en una destrucción del crédito que ha perdido más de un 33% de su volumen en menos de cinco años.

Los 9.283 millones no llegan a marcar, por poco, un nuevo récord a la baja tras los 9.239 millones del tercer trimestre de 2014 pero se convierten en el segundo peor registro de los últimos diez años. Hay que remontarse a junio de 2015 para encontrar niveles similares que llaman todavía más la atención después de que a mediados de 2010, justo antes de la segunda y más fuerte oleada de la crisis financiera, se alcanzaran los 15.054 millones de euros.

El empeoramiento del crédito tras el dato esperanzador de finales de 2014 no es algo exclusivo de Burgos. El total nacional también cae y mientras en el último trimestre del pasado ejercicio había siete provincias españolas en verde ahora encontramos que solo hay cuatro con cifras en positivo: Álava, Vizcaya, Madrid y Zaragoza. El resto siguen en el gran pelotón de números rojos.

Por sectores, llama la atención que el crédito suba para las administraciones públicas (en su caso sí que logra consolidar dos trimestres consecutivos) mientras que para empresas y particulares cae. El peso mucho mayor de estos últimos en el conjunto (acaparan el 97% del total)es el que provoca que la estadística general descienda.

Si nos fijamos en la comparación anual en lugar de la trimestral, el arranque del año aparece también mal parado. En marzo de 2014 el volumen de crédito en la provincia de Burgos superaba los 9.500 millones de euros, por lo que se ha producido una caída de casi el 3%. No es un porcentaje llamativo, pero viene a sumarse al constante descenso de los trimestres anteriores.

Respecto al resto de Castilla y León, Burgos es la segunda provincia donde hay mayor volumen de crédito solo por detrás de Valladolid (allí se superan los 15.500 millones de euros) e inmediatamente por delante de León pese a que esta última tiene un volumen de población superior.

JARRO DE AGUA FRÍA

El descenso en la concesión de préstamos tras el espejismo del último trimestre del año pasado supone un jarro de agua fría sobre las expectativas que mantenían los empresarios. Al conocer los datos del cierre de 2014 el presidente de la patronal burgalesa FAE, Miguel Ángel Benavente, se felicitaba de que las entidades ya estuvieran «saliendo a la calle a ofrecer dinero y buscándonos». En su opinión, entonces ya se evidenciaba que había «más demanda tanto entre las empresas como las familias» y por tanto se generaba «consumo e inversión». Sin embargo ese optimismo no se ha confirmado.

Por eso al conocer los malos datos más recientes, en declaraciones a la agencia ICAL la Confederación de Organizaciones Empresariales de Castilla y León (Cecale) valoraba «con enorme preocupación que perdure esta dura realidad que se ha afianzado y agudizado durante la crisis, en relación a la convivencia de un sistema dual en función de la naturaleza pública o privada del cliente también en el sistema crediticio de la banca».

La patronal regional se refería al crecimiento del crédito a las administraciones mientras el de los particulares sigue cayendo, mientras consideraba que la necesidad de que fluya el crédito de forma más acelerada y a precio competitivo hacia las empresas «ha sido y continúa siendo el principal obstáculo» que sigue «limitando» la actividad económica del sector privado.