El Madrid de las tres Champions toca fondo

SPC
-

El 'rey de Europa' de los últimos años cierra un corto ciclo con Lopetegui al mando en el que el equipo, sin Cristiano, está falto de liderazgo, sin alma y con problemas de juego

Un equipo sin alma y con la vitola de campeón de tres Champions seguidas camina por la apatía de su plantilla. Así acabó el Madrid en el Camp Nou.

Sin orgullo
El Real Madrid saltó al estadio culé con miedo a la derrota y un planteamiento alejado de su grandeza. Tácticamente no tocó nada Lopetegui y su intención iba orientada a ser fuerte defensivamente para dañar al rival con velocidad al contragolpe. Sus jugadores no respondieron, se ahogaron en la presión rival, no tuvieron fútbol para contrarrestarla ni el físico adecuado. Fueron recibiendo golpes sin mostrar capacidad de reacción.

Errores
Con la zaga hundida, todos los defensas del Real Madrid sufrieron. Nacho no tuvo ayudas de Bale y fue superado por Jordi Alba. Así se rompió el ‘clásico’. Varane extendió una imagen desconocida, de nuevo con errores que costaron goles, como el inocente penalti a Luis Suárez que daba paso al segundo tanto, o en pérdidas de balón en la salida que se contagiaron a Sergio Ramos. El capitán mostró su mal estado de forma y se alió con la mala fortuna en un resbalón siendo el último hombre que costó la sentencia del ‘clásico’ y Marcelo aportó más en fase ofensiva que en la defensiva.

Sin referentes
Al equipo de Lopetegui le volvió a faltar un líder al que agarrarse cuando le vinieron mal dadas. Debía de ser Bale, pero el galés apenas apareció en la única ocasión que encontró espacios. A Benzema le falta personalidad, a Isco físico, Modric no encuentra el rumbo y Asensio repitió suplencia.

Faltos de puntería
El orgullo provocó la reacción del Madrid, pero cuando tuvo sus minutos de dominio para empatar, le volvió a faltar puntería. Desde el 3-0 a la Roma el 19 de septiembre solo un gol de un delantero, el de Benzema al Viktoria, en ocho partidos.

Fin de ciclo
Los jugadores bajaron los brazos con el tercer tanto y se dejaron llevar. No apelaron al ADN del club y dejaron que el eterno rival, sin Messi, pusiera el broche final a la corta etapa de Lopetegui.