La última decisión de la Consejería de Sanidad valenciana fue un visto y no visto, pero sembró ayer el revuelo después de anunciar la prohibición de incinerar a las personas con obesidad mórbida, así como cadáveres que hayan recibido tratamientos contra el cáncer mediante inserción de agujas radiactivas. Y fue un no visto y no visto porque apenas unas horas después se tuvo que concretar que se eliminará el apartado que recoge el veto personas con obesidad. 

La nueva orden, publicada en los últimos días en la web de Sanidad, está en periodo de alegaciones y pretende revisar y actualizar los requisitos sanitarios para la ubicación y funcionamiento de los hornos crematorios. 

La justificación oficial, según adelantó ayer la prensa local, era que cremar un cuerpo de este volumen «necesita una cantidad muy elevada de combustible», lo que conlleva un aumento «considerable de contaminación sobrepasando el umbral de lo permitido».