Estrena dos películas, tiene 74 años y el «apetito» necesario para seguir haciendo cine. «Mi avión todavía no ha aterrizado», aseguró ayer en el Festival de Venecia el protagonista de la jornada: Al Pacino.

Cuando te haces mayor, necesitas sentir «deseo», tener «hambre» para seguir trabajando, aseveró el intérprete, cuyo deseo de llevar a la gran pantalla The Humbling, la novela de Philip Roth, le llevó a contactar con Barry Levinson para dirigir la película.

El filme, que en la ciudad de los canales se mostró fuera de concurso y que adapta libremente el guionista de El graduado Buck Henry, ha sido la más aplaudida de las dos cintas de Al Pacino.

Se centra en un intérprete mayor que pierde la capacidad de actuar. Sin familia ni amigos, su vida no va más allá de los escenarios y cae en una depresión de la que sale aferrándose a la hija de unos amigos, una joven lesbiana (Greta Gerwig) que estaba enamorada de él de pequeña.

El hecho de mostrar a un actor que envejece y su trágico declive fue algo que a Al Pacino le pareció interesante, sobre todo si se hace con humor como se consigue en esta cinta.

Al echar la vista atrás, el intérprete aseguró que no lamenta nada, pues considera que su vida ha sido afortunada, sobre todo porque ha podido encontrar una profesión que realmente le gusta.

Y es que la presencia del actor estadounidense dejó en un segundo plano la llegada de otra leyenda de la gran pantalla: Catherine Deneuve, que presentó a concurso 3 Coeurs, de Benoît Jacquot.

Por otra parte, Álex de la Iglesia se encargó de hablar en el Festival sobre el catolicismo. «El humor es una técnica de expresión que nos ayuda a acercarnos a la realidad con más libertad y eso es importante al tratar de un tema como la religión», señaló.

Además, el cineasta español presentará el viernes Messi, su documental sobre el futbolista argentino que juega en el Barcelona.