Un premio por la fidelidad al régimen

J.M. / Burgos
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El catedrático en Urbanismo Luis Santos defiende en una tesis doctoral que el franquismo privilegió a Burgos para construir la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre

Nunca antes se había defendido en la Universidad de Burgos una tesis doctoral monográfica sobre una industria burgalesa. Hasta ayer, que el doctor en Urbanismo y profesor en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Valladolid, Luis Santos, presentó su trabajo de investigación sobre una de las factorías más singulares de la provincia, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT). Fruto de esa tarea, una de las conclusiones a las que llega el autor es que la clave de que se decidiera construirla en Burgos, y no en otro sitio, se encuentra en que el régimen franquista decidió «premiar a la ciudad por ser la capital de la cruzada».

Aunque también pudieron pesar otros factores, Santos desmiente «el tópico de la calidad del agua» de Burgos como una razón determinante para elegir la ubicación y solo admite parcialmente que tuviera importancia la situación estratégica de Burgos, apartado de la frontera.

El profesor relata cómo el personal que trabajaba en las décadas de los 50, 60 o 70 en un lugar tan singular como el que fabrica los billetes del país estaba «domesticado, controlado». Sin un enlace sindical y sin reglamento interno. Con jornadas de 12 horas a las que tenían que añadir otras horas extraordinarias y con trabajos complementarios para poder tener un salario digno.

En la defensa de la tesis asegura haber tenido problemas para encontrar testimonios fidedignos de quienes trabajaron allí en esa época. La mayoría están muertos y de los que quedan vivos, confiesa que la memoria ha borrado los sufrimientos y sacrificios del recuerdo. Como si se negaran a sí mismos, a su orgullo personal, haber tenido esa vivencias.

Sobre las mujeres, que representaban una cuarta parte de la plantilla, destaca su «incapacidad estructural para ascender» y cómo se las relegaba a los primeros y últimos trabajos. Preparar el papel para el inicio de la cadena y luego supervisar. Se defendía que tenían unas cualidades especiales para esas tareas, al tiempo que se le negaban otras capacidades.

Pero la investigación histórica en ese contexto ofrece más detalles. El doctor en Urbanismo destaca como el régimen, que decidió quitarle la competencia al Banco de España para dársela a Burgos, quiso que se levantara una fábrica de «prestancia» que se pareciera más a un palacio que a una nave industrial. Santos destaca que aquello no podía ser una fábrica cualquiera. Se buscaba que diera prestigio. Era como las más modernas del momento y tenía la singularidad de que en Burgos se hacía todo el proceso (aunque es cierto que se importaban la maquinaria y la materia prima). Algo que se solo sucedía en países como la extinta Yugoslavia o la antigua URSS. En 1944 se hizo el proyecto y se comenzó a construir y en 1952 empezaba a funcionar. Un año después la inauguraría Francisco Franco.

Lo que sí admite es una cierta decepción en su investigación ya que si bien pronosticaba un importante valor patrimonial de la edificación, reconoce que es menor de lo que esperaba. Importante para Burgos dentro de la arquitectura de mediados de los 40 (en este caso una arquitectura racionalista con clasicismo), pero tampoco excepcional si se compara con lo que se hizo en España en aquella época.

El trabajo mereció los elogios del tribunal que juzgaba la tesis, quien destacó el valor que esta investigación tiene para la ciudad.