José Tomás se entrena en la plaza de toros de Aranda

I.M.L.
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El diestro toreó un toro de nota alta al que dio casi un centenar de muletazos, bajo la atenta mirada de una veintena de personas.

José Tomás se entrena en la plaza de toros de Aranda

Expectación para pocos privilegiados. La plaza de toros Ribera del Duero era ayer escenario de una sesión de entrenamiento de uno de esos nombres que, por sí solos, llenan los tendidos. José Tomás iba a probar el ganado de Victoriano del Río, al que le tiene cogido la medida porque no es la primera vez que se pone delante de este hierro para entrenar, y lo hacía en el coso arandino en vez de en la finca del ganadero, donde ha acudido en varias ocasiones, como en octubre de 2017 donde tentó media docena de vacas en su placita de tientas.

El de Galapagar, fiel a su estilo alejado de los focos para centrarse en su labor, llegaba casi de incógnito a la capital ribereña. Conduciendo su propio coche, tras unas gafas de sol, daba una vuelta a la plaza cambiando su intención de entrar a pie para hacerlo sin bajarse del vehículo y así evitar las cámaras. Dentro le esperaban una veintena de personas, sin contar con la media docena que formaban parte de su equipo, para disfrutar de una sesión de tauromaquia con el sello de José Tomás.

Una vez vestido de corto, el maestro calentaba con una vaca, que resultó extraordinaria a juicio de alguno de los presentes, y no precisó más antes de dejar salir al toro al ruedo. El animal no era apto para la lidia ya que se había partido un pitón, pero demostró que la raza y la calidad los tenía intactos. Se juntaron el arte con la fuerza y José Tomás conseguía enlazar cerca de cien muletazos, de esos que llevan su firma personal e intransferible, deleitando a los afortunados aficionados que fueron testigos absortos de su baile con el astado. El castigo en el tercio de varas corría a cargo del picador vallisoletano Pedro Iturralde y el toro se devolvía vivo a los corrales, una circunstancia que no va a suponer que se reserve este ejemplar como semental.

José Tomás abandonaba la plaza arandina minutos antes de las 16:30 horas. Él no es el primero, ni será el último, que use este coso para sesiones de entrenamiento. Hace unas semanas lo hacía Miguel Ángel Perera, y en breve lo hará Julián López ‘El Juli’. Unas citas de trabajo que sirven a los matadores para depurar su arte con la muleta y no perder el tono fuera de temporada y a los ganaderos para probar su ganado y comprobar cómo va evolucionando la bravura de sus astados más allá de las fincas.