Arranz Acinas será multada por el retraso en la guardería de Gamonal, que abrirá tarde

Á.M / Burgos
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Asuntos Sociales envía una carta a las familias afectadas anunciando que la desahuciada escuela de Río Vena será la sede transitoria

Imagen de la fachada principal tomada esta misma semana. - Foto: Ángel Ayala

Es un hecho. La nueva guardería municipal de Gamonal Norte no abrirá en plazo (el 4 de septiembre) al no estar terminadas las obras de construcción contratadas con Arranz Acinas. La posibilidad ya indicada por este periódico el pasado miércoles se ha confirmado, generando un importante enfado en el seno del equipo de Gobierno de Javier Lacalle, al que el retraso deja a los pies de los caballos después del contestado cierre virtual de la escuela infantil de Río Vena.

Tanto es así que el alcalde accidental, Ángel Ibáñez, explicó ayer que «si no se llegara a abrir en plazo en condiciones de bienestar se empezarían a prestar esos servicios en la guardería de Río Vena para cumplir con las condiciones de seguridad». Casi nada. El mismo equipo de Gobierno que decretó el cierre de Río Vena por un criterio de seguridad (y en base a un informe de 2008 que hasta cinco años después no ha sido atendido) alude ahora a la seguridad del centro para poder empezar el curso que no se podrá iniciar en la guardería Pequeño Cid.

Eso, claro, en el PP lo saben, y de ahí que haya sentado como un tiro en la barriga que la promotora no haya sido capaz de cumplir los plazos de entrega estipulados en contrato. Tanto Ibáñez como la titular de Asuntos Sociales, Ana Lopidana, culparon del incumplimiento a Arranz y lanzaron sus respectivas advertencias.

«El Ayuntamiento se reserva todas las acciones que tiene en su mano en el caso de un incumplimiento», dijo el vicealcalde. «Sancionaremos conforme al contrato y estamos estudiando la rescisión una vez que se culmine la obra», amplió Lopidana, claramente contrariada con lo sucedido porque es ella la que ha tenido que firmar una carta dirigida a las más de 100 familias afectadas reconociendo que tendrán que empezar en Río Vena.

Si se produjera la rescisión de contrato, la consecuencia para la constructora será la imposibilidad de cobrar las últimas certificaciones de obra que entregue. Lo que se valora es si eso resultará mayor castigo que hacer uso de las cláusulas contenidas en el contrato y se hablan de porcentajes con respecto al presupuesto total dependiendo de la gravedad de la infracción cometida.

Lo que ya es un hecho es el envío a los afectados de una misiva en la que se dice, claramente, que los trabajos que resta ejecutar tienen una duración de un mes. A eso habrá que sumar la emisión de los oportunos informes de los distintos servicios municipales para poder abrir con totales garantías, si bien esto se puede hacer en modo supersónico como ya se demostró en el caso del Fórum. Así que en el mejor de los casos, octubre.

Los problemas

En lo que se refiere a la ejecución material, el contratiempo más importante es la instalación de la fachada. La estructura está colocada hace meses, pero el material que la recubre no termina de llegar. En principio, hoy debería ser enviada a Burgos desde Madrid (el proveedor es holandés), pero en el Ejecutivo local ya no dan demasiado crédito a las previsiones de entrega.

Tampoco ha quedado demasiado claro el por qué del retraso en la recepción de unas piezas cuya necesidad de fabricación se conoce hace años. Algunas fuentes apuntan a que el proveedor podría estar reclamando el pago íntegro del material antes de hacerlo llegar, pero eso es un extremo que nadie confirma.

El otro problema es de índole social. No pocas familias de los niños que acudían a Río Vena y que ahora deberán ir al nuevo centro siguen sosteniendo que deben subsanarse los problemas detectados en el centro y mantener ambos abiertos. Después de haberse topado con el cierre ahora deben empezar el curso en el lugar que presuntamente es inseguro...  Asuntos Sociales sigue esperando el informe ‘pericial’ que aclare qué se puede hacer en Río Vena.