Las entrañas del Apolo

R.L. / Miranda
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El Teatro abre sus puertas esta semana para que los ciudadanos puedan hacer un recorrido guiado y conocer sus instalaciones. Lo que más éxito tiene son las polémicas butacas: todos quieren probar las 'incómodas'

 
Desde que reabrió sus puertas el pasado 8 de mayo, cientos de mirandeses han pisado las instalaciones del Teatro Salón Apolo, pero otros tantos se han quedado con las ganas de recorrer las renovadas instalaciones y conocer un poco más acerca del proceso de rehabilitación de la sala, que se ha prolongado durante cinco años. 
Durante toda la semana, hasta el sábado, se van a desarrollar varias visitas guiadas que, por el momento, están teniendo muy buena aceptación. Ayer, en la primera jornada, 65 personas tuvieron la oportunidad de conocer las entrañas del renovado Teatro, pisando incluso el escenario y sus diversas salas, en las que se muestran tanto fotos antiguas, aportadas por mirandeses, como imágenes del viejo teatro. 
Las impresiones fueron, en general, muy positivas. De hecho, la mayoría de los mirandeses que participaron ayer en las visitas todavía no había ido al Teatro y reconocieron estar «encantados» con la reforma. «Nos ha gustado muchísimo. No tiene nada que ver con lo que era antes. Ahora es una sala moderna, es algo más grande y además ha quedado muy bonito», expresaba una mujer al término de la visita. Los asistentes coincidían en que ésta es una «gran oportunidad» para conocer el teatro entre bambalinas, pero también para tomar nota de cuáles son las mejores zonas para reservar butaca y tener una buena visión durante las representaciones.  Aunque prácticamente desde todos los puntos la visibilidad es buena (salvo el tercer anfiteatro, situado a 14 metros de altura), se valora mucho la comodidad. Por eso, y ante la polémica surgida por la falta de espacio entre butacas, los asistentes no tuvieron reparos a la hora de sentarse en una y otra fila para conocer dónde había más problemas. La conclusión a la que llegaron es que las mayores estrecheces se sufren en las butacas centrales del primer anfiteatro. Allí es probable que se tenga que retirar una fila completa  para mejorar la estancia. 
 
el misterio de los vinilos. Durante casi una hora, la guía que realiza el recorrido, Patricia de la Hoz, del departamento de Turismo, explica a los participantes en qué ha consistido la reforma, cómo se ha realizado la nueva distribución, y también algunas curiosidades. La primera, los vinilos de las ventanas que se aprecian, sobre todo, durante la noche cuando el exterior se ilumina. Uno de ellos representa a Lope de Vega, y el otro a Shakespeare.
Ya en el interior, en una sala situada junto a la taquilla puede contemplarse el viejo proyector de la sala, antiguas butacas, así como una bella puerta de madera, que antaño se situaba en la calle San Juan, y que daba acceso a la vivienda de la dueña de la finca donde se situaba el antiguo Teatro. Al encontrarse en buenas condiciones, se ha decidido conservarla.  
Lo que más agradó a los asistentes fue pisar el patio de butacas  pero también su escenario, de 145 metros cuadrados, desde donde  se puede contemplar la verdadera magnitud del teatro y descubrir sus entresijos. Pese a los comentarios de algunos espectadores acerca de que la sala es pequeña, hay que tener en cuenta que el anterior Apolo lo era aun más, ya que solo en la actual platea se concentraban tanto el escenario como los asientos. 
Las inscripciones para visitar el Apolo se pueden hacer llamando al 947 349160.