Hallan en El Almiñé la que podría ser la primera sinagoga de la comarca

A. Castellanos / El Almiñé
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La restauración de la torre de los Ruiz Beñe y Sarabia de Rueda junto al antiguo camino de la lana ha sacado a la luz la estancia que cuenta con todos los elementos de un oratorio judío

La mezuzá, arriba a la derecha de la puerta, es el elemento más significativo donde se guardaba un pergamino con plegarias. - Foto: A.C.

La torre de los Ruiz Beñe y Sarabia de Rueda en la bella localidad valdivielsana de El Almiñe podría albergar la única sinagoga que se conserva y conoce en Las Merindades. El propietario de esta edificación de finales del siglo XIV, Jesús Moya, tiene la convicción personal de haber dado con un oratorio judío que conserva todos los elementos característicos de estas sencillas estancias. Eso sí, este profesor de Biología Molecular, que lleva décadas estudiando a fondo el Renacimiento, la Inquisición, la brujería y la historia judía y publicando libros sobre éstos y otros asuntos de carácter histórico, se muestra cauto. Admite que ninguno de los historiadores o expertos a los que ha consultado, entre ellos el reconocido Inocencio Cadiñanos, ha refutado su teoría, pero si que está pendiente de que un especialista en materia de judaísmo le dé el visto bueno definitivo.

Compró la torre hace cuatro años y comenzó a restaurarla en 2011. Su primer hallazgo fue una especie de alacena o hueco «sencillísimo» en una pared a media altura en la planta baja de la torre, que en su día estuvo dividida en dos viviendas completamente independientes, una en la planta baja y otra en altura. Observó que el suelo de la estancia había estado más alto junto a la pared de la alacena y que después se había puesto todo a una cota más baja. Estos detalles no tenían ninguna relevancia hasta que llegó el hallazgo de la mezuzá, un pequeño hueco a la derecha de una puerta entonces cegada y que ahora da entrada ¡a la muy posible sinagoga. Con forma vertical, es el símbolo más significativo de las sinagogas y era donde se situaba un pergamino enrollado con plegarias que aludían a la protección de Dios

Ahí fue cuando Jesús Moya comenzó a hilar cabos y comprobó que la alacena excavada en la pared estaba orientada al este, hacia Jerusalén, otro nexo común con las sinagogas, que contaban con este pequeño hueco para guardar tras una cortina el rollo de la Torá. Además, considera que la altura del suelo junto a la alacena era un presbiterio o escenario elevado donde se ubicaba el rabino.

Las últimas investigaciones de Inocencio Cadiñanos sitúan a la comunidad judía en el Valle de Valdivielso. La importante actividad comercial que el Camino de la Lana, situado justo al lado de la torre de los Ruiz Beñe y Sarabia de Rueda, generó y los topónimos hallados en el valle le inducen a pensar en ello. Este nuevo descubrimiento coge así más cuerpo. La estancia, rectangular, como es habitual en las sinagogas, pudo estar activa entre 1450 y 1492, en que se produjo la expulsión judía. Jesús Moya no espera encontrar ningún documento al respecto, porque los judíos se llevaron todo en su diáspora.

La magnífica torre de El Almiñe llegó a tener hasta 17 metros. En el Archivo Provincial aparecen imágenes de ella de los años 40 con un tejado a cuatro aguas que ahora ha desaparecido y que daba mayor prestancia a la fachada. Pero la torre fue desmochada antes y perdió al menos siete metros quedando en una altura de diez. Al piso superior se accedía por una escalera exterior y una puerta gótica que también va a ser restaurada.

en buenas manos. El alcalde de El Almiñé, Jesús Arce, muestra su satisfacción ante el hecho de que la torre haya sido adquirida por una familia muy respetuosa con el patrimonio y que va a tratar de recuperar la máxima belleza de la torre sin modificarla en absoluto. Las tareas de restauración lo único que han hecho es eliminar el escombro y la basura que cubría toda la planta baja y con su retirada se ha comprobado que en origen la planta baja fue una sola estancia diáfana en la que se podían ver cuatro pilares o columnas que sostienen la estructura de la torre. Después llegó la construcción de la pared de la estancia, que podría ser la sinagoga.

En ella, Moya cree que pudieron celebrarse fiestas judías significativas, como circuncisiones o pascuas. Sea así o no, desde luego, su hallazgo sirve para imaginar los tiempos en que los carreteros subían y bajaban hasta la Casa de las Lanas ubicada junto a la ermita de la Hoz por la calzada medieval que históricamente comunicó Burgos con los puertos del Cantábrico. Allí debían descargar los carreteros de la Real Cabaña de Carreteros para dar paso a los de Las Merindades que tenían el privilegio de bajar por la calzada hacia Burgos. La creación de la Ruta de Orduña fue un duro golpe para este trazado que empezó a perder vitalidad en el siglo XVIII y quedó en un tercer plano cuando en 1828, Fernando VII autorizó la construcción de la actual carretera de La Mazorra.

En la iglesia de El Almiñé siguen descansando los restos de los Ruiz Beñe y Sarabia de Rueda, que también fueron los constructores de la bella Torre de Loja en la cercana localidad de Quintana de Valdivielso. Los siglos han pasado, pero el esplendor comercial de antaño aún se puede apreciar en esta bella localidad, en su iglesia románica de San Nicolás, en sus casonas, torres y palacios, todos ellos apostados a ambos lados del Camino Real o ruta de la lana.