Promesas que ya son presente

Román Romero / Burgos
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Tres burgaleses, Celia Antón, Junior Santana y Álvaro Ibáñez, narran su experiencia en la Residencia Joaquín Blume de Madrid, en la que se esfuerzan a diario para mejorar su rendimiento deportivo

Amanece en el Centro de Alto Rendimiento Joaquín Blume de Madrid, un extenso complejo de 12.000 m2 en cuya residencia se alojan actualmente unos 280 deportistas (el menor tiene 15 años) pertenecientes a 43 modalidades deportivas distintas.

Para todos empieza un nuevo día en el que deberán demostrar con su trabajo que están aprovechando la beca que les ha sido concedida por el Consejo Superior de Deportes, y entre ellos se encuentran este año tres burgaleses -valga el dato de que Valladolid no cuenta con ninguno-, la atleta arandina Celia Antón, la última en llegar el pasado mes de septiembre; el haltera Junior Santana y el esgrimista Álvaro Ibáñez.

A sus 18, 19 y 20 años respectivamente, buscan en su nuevo hogar la mejor forma de poder compaginar sus entrenamientos con los estudios y el trabajo -en el caso de Ibáñez, ambas cosas-, contando para ello con un extenso abanico de facilidades que les permite aprovechar el tiempo al máximo.

Celia Antón, la benjamina del grupo, está aún acoplándose a su nuevo hábitat. Fichada recientemente por el Adidas, uno de los clubes más importantes de España, reparte su tiempo entre estudiar Bioquímica (por la mañana), su sesión diaria de entrenamiento (por la tarde) y hacerse a su nueva vida en una ciudad como Madrid, nada que ver con su Aranda natal.

Siguiendo los pasos de su paisano Juan Carlos Higuero, al que le está copiando hasta los entrenadores -Leocadio de Blas y, ahora, Antonio Serrano-, Celia asegura sentirse muy a gusto en la Blume. «Al principio fue un poco duro adaptarse a los nuevos horarios, cambiar rutinas y demás, pero ahora ya lo tengo superado. Tengo todo lo necesario para poder entrenar y estudiar con facilidad, y  también me he adaptado más o menos rápido al trajín de Madrid».

Acaba de ganar el Cross de Atapuerca, este domingo intentará repetir victoria en Alcobendas y su próximo reto importante será el  Europeo de campo a través que tendrá lugar el mes que viene en Francia. «Mi preparador y el grupo con el que entreno me están sirviendo de gran ayuda y estoy muy contenta con el paso que he dado. Lógicamente echo de menos mi casa y a la gente del Club Atletismo Aranda, pero era el momento de apostar fuerte por el atletismo».

Álvaro Ibáñez está viviendo su tercer año en el CAR de Madrid, al que llegó procedente de su club, el Sala Esgrima Burgos en el que empezó a hacer sus pinitos con la espada cuando solo tenía 12 años. En este tiempo, como es lógico, ha notado la progresión en su rendimiento deportivo. «El salto cualitativo es muy importante. Entreno con la selección española de espada y todo es más serio y exigente, y lógicamente subes tu nivel. Los esgrimistas somos en este sentido muy cuadriculados, tenemos que tenerlo todo controlado y para ello trabajamos hasta con psicólogos deportivos, que son muy importantes para la concentración».

En su historial puede presumir ya de haber logrado varias medallas y podios en campeonatos de Europa y del mundo, pero como todo deportista su objetivo final va más allá. «Clasificarme para unos Juegos Olímpicos ya sería para mí una gran victoria. Solo los mejores lo logran y de momento creo que voy en el buen camino».

Por último, Junior Santana, el veterano del grupo en estancia en la Blume (vive ya su cuarta temporada), puede narrar como nadie lo decisivo que ha sido en su carrera deportiva dar el salto desde la sala de halterofilia de El Plantío a la instalación en la que se ejercita ahora. «En Burgos entrenaba una hora al día, que está bien en los inicios, pero cuando alcanzas ya un nivel alto necesitas muchas más horas de trabajo y prácticamente una dedicación exclusiva».

Procedente de su República Dominicana natal, llegó a Burgos con 10 años -lleva 5 nacionalizado español- y practicaba al mismo tiempo la halterofilia y el fútbol, deporte este último que practicó en las categorías inferiores del Grupo Antolín y el CD Burgos Promesas. «Al final me decanté por las pesas, y eso que el Burgos CF estaba detrás mío, y ahora mismo la halterofilia es para mí como un estilo de vida», recuerda Junior.

Ya ha sido campeón de Europa sub’17, bronce europeo júnior y quinto en el Mundial de esta misma categoría, pero Junior Santana no se pone límites. «Si las lesiones me lo permiten -ya ha tenido varias en su carrera- mi meta final será poder disputar unos Juegos Olímpicos. Año a año he ido batiendo récords personales y este es el que persigo ahora».