«La Biblioteca ya no es Casa de Cultura ni un sitio para estudiar»

Gadea G. Ubierna / Burgos
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Carmen Monje • Directora de la Biblioteca Pública del Estado

Monje espera que se normalice la afluencia de gente para comenzar con los clubes de lectura y otras actividades para adultos y niños. - Foto: DB/Miguel Ángel Valdivielso

La paciencia de Carmen Monje parece no tener límites porque, una vez que la Biblioteca de la plaza de San Juan ha podido abrir al público -tres meses después de lo previsto- ella todavía no puede decir que no hay ningún problema. Con sonrisa resignada explica que la única sala de estudio del edificio tiene que permanecer cerrada porque hay una puerta de salida a la calle que se abre y permitiría sacar libros y otros materiales a la calle sin control. «Pero se va a arreglar», insiste. Por lo demás, no oculta que esté encantada de poder estar al frente de una gran biblioteca, como la que imaginó desde que puso los pies en el edificio de San Juan en 1993.

¿Cuál está siendo la mayor dificultad de adaptación?

La cantidad de personas que están viniendo. Nos ha llamado muchísimo la atención la cantidad de peticiones que hay para solicitar el carné de la Biblioteca, el incremento de usuarios. En estos días, creo que hemos hecho más de 500 carnés y yo me he preguntado qué ha pasado, porque Burgos ha seguido teniendo bibliotecas. Nosotros hemos estado en edificios más pequeños y las municipales tienen el mismo carné porque estamos en la misma red. Creo que ha contribuido que, ahora, para todos los servicios de Internet y wifi necesitan estar dados de alta en el portal de bibliotecas y para ello, necesitan el carné.

¿Se ha notado incremento de préstamos con respecto a los que había, por ejemplo, en la última sede?

Es muy pronto todavía para saberlo, pero en los primeros cuatro días prestamos casi cuatro mil. Es aumento, pero hay que dejar pasar un mes para valorar si sigue así o si ha sido el boom del principio.

Una de las cosas que más sorprende es que ya no hay mostrador con personal para sacar y devolver los libros, sino que hay que hacerlo con una máquina. ¿Cómo lo están tomando los usuarios?

Creo que bien. Hay personas a quienes les cuesta más y otros que están encantados porque no se tarda nada. Es un proceso muy rápido.

Usted insiste en destacar que este edificio no es lo mismo que la antigua Casa de la Cultura. ¿Cuél es la diferencia?

El concepto biblioteca lo hemos tenido muy claro, pero como antes estaba integrada en lo que era la Casa de Cultura, edificios que tenían  muchas otras actividades en los años sesenta y setenta, se confundió. Las Casas de Cultura de entonces son los centros cívicos de ahora. El centro cívico tiene actividades y una biblioteca. Hoy por hoy, este edificio es biblioteca y nada más.

Pero, ¿tienen cabida otras actividades similares a las que se prestaban antes?

Sí, hay una sala polivalente, que va a estar dedicada a actividades de la biblioteca, no a actividades culturales variadas.  También estará para alguna exposición o para proyectar cine, pero un tipo de cine más como cinefórum.

Hay mucha gente estudiando. ¿Esto entra dentro del concepto de Biblioteca o es más propio de la Casa de Cultura?

La Biblioteca cuenta con una sala de estudio, que ahora está cerrada por un problema técnico pero se va a abrir, de 36 puestos y pensada para eso. Pero el resto de la biblioteca no es para estudiar. ¿Cómo lo diferencio yo? En esa sala hay que mantener silencio, y en el resto, no. Las mesas que hay son para que uno se siente a consultar lo que quiera, no para estudiar. Estos días he sentido una invasión, como si esto fuera un aula de estudio y no es eso. La Biblioteca es un centro cultural que contribuye a la formación y al ocio de las personas, y hay mucho dinero invertido. Y ni nos tenemos que echar ni ser exclusivo, hay que compartir espacios.

¿Qué problema técnico tiene cerrada la sala de estudio?

Es un problema de control de accesos. La puerta de la salida de emergencia se abre y se puede salir a la calle. Entonces, no puedo abrir la sala, porque si se entra con algún libro, se pueden ir a la calle. Hay que controlarlo para que la barrera antipánico solo se abra cuando salte la alarma. Pero se va a solucionar.

¿Hay alguna otra deficiencia?

No, ninguna más.

¿Qué actividades le gustaría poder realizar aquí y que antes no se pudieran hacer por la falta de espacio?

Todavía no hemos hecho un calendario, pero seguiremos con actividades para los niños y también para los adultos. También queremos hacer cursos de formación.

Formación, ¿en qué sentido?

Para los usuarios. Hay muchas bibliotecas en las que se hacen cursos para todo el que no sepa utilizar el ordenador, Internet, que no sepa cómo crear una cuenta de correo electrónico... También pueden ser cursos más amplios sobre cómo utilizar los recursos de la biblioteca, cómo buscar empleo o cursos de alfabetización para romper la brecha digital... Iremos programándolas poco a poco cuando estemos más serenos y no tengamos esta aglomeración de gente.

¿Y los clubes de lectura?

Van a seguir. Los que están formados como están y, en función de cómo esté el personal de la biblioteca, quizá se puedan crear otros nuevos. Somos los mismos y hemos triplicado el espacio.

Pero no hay fecha para reanudarlos.

No, pero creo que podremos empezar ya. Es uno de los temas importantes, que tiene mucho éxito en la Biblioteca. Y en Infantil también tenemos que retomar lo que teníamos, aunque teniendo en cuenta que hay mucho recorte presupuestario. Entonces, hay que ser un poco más creativo y ver qué podemos hacer sin que cuesten mucho.

¿De cuánto es el recorte?

Todavía no tenemos el dinero de 2013, pero supongo que si en toda la Consejería de Cultura ha sido del 15%, andará por ahí.

Entonces, comprar libros nuevos, también estará difícil.

Sí, está más difícil, pero hay un poco de dinero y compraremos alguna novedad. Menos, pero algo sí.

¿Qué títulos pretende comprar?

El último de María Dueñas, el premio Planeta... Las novedades del mercado.

En estadísticas que tiene el Ministerio de Cultura se reflejaba que la biblioteca perdió más del 50% de los usuarios entre 2007 y 2011. ¿A qué se debe?

Ados cosas. Una, a nuestros traslados a edificios más pequeños. Eso hizo que mucha gente no fuera a la Biblioteca. Y otra, al hecho de que al unificar el carné en toda la comunidad autónoma haya personas que tengan el carné en dos sitios. Entonces, se ha quedado uno y en el porcentaje de una biblioteca, cuenta.