La N-I se cobra 61 vidas en 10 años, 21 más que la AP-1, la segunda vía más peligrosa

I. Elices / Burgos
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La quinta parte. El 17,8% de todos los muertos en carretera registrados en la última década perecieron en esa Nacional.

El 1 de agosto del año pasado falleció en un accidente el bombero Félix Antón, en Cubo de Bureba. - Foto: Ángel Ayala

 
Son numerosos los estudios que analizan la peligrosidad de las carreteras -Racc, Automovilistas Europeos Asociados, etc- en función de complicadas fórmulas en las que intervienen numerosos factores. En todas ellas la N-I queda mal parada. Ahora bien, nada como contabilizar el número de fallecidos en un periodo de tiempo y compararlo con el resto de las vías que recorren la provincia. Con esta sencilla cuenta la Nacional que separa Burgos capital de Miranda de ebro se retrata y se sitúa, con mucha diferencia sobre el resto, como la carretera de más riesgo del territorio. En la última década (2004-2014), según el estudio que ha llevado a cabo este periódico,  han muerto 61 personas en ese trayecto. La AP-1 es la siguiente vía con más fallecidos en accidente de tráfico, con 40, un tercio menos. 
Los números son aplastantes y dan la razón a la plataforma de la N-I, que lleva años reclamando soluciones en esa vía. La primera, eliminar el tráfico de camiones desviándolo a la autopista, ya que más la mitad del tráfico de la carretera es pesado y en más del 60% de los siniestros con víctimas mortales están implicados vehículos de gran tamaño. Con todo, los vecinos de los pueblos se resignan y confían -la mayoría no mucho- en que llegue 2018 y la AP-1 se liberalice, una vez expire la fecha de concesión a Europistas.
 
porcentajes. El examen de la distribución de los muertos en accidente de tráfico revela datos preocupantes. El primero, que esas 61 víctimas mortales de la última década en la Nacional a Vitoria representan el 17,8% de las 341 vidas que se han cobrado las carreteras en la provincia desde 2004. Las 40 de la autopista suponen el 11,7% del total, siete puntos menos. La siguiente vía con más muertos es la A-1, con 33 y el 9,6% del total.
Después de estas vías de comunicación que destacan por la gran cantidad de tráfico que soportan, ¿aparece una Nacional, quizás la A-62? Pues no, en cuarto lugar se encuentra la CL-629 (que une Sotopalacios con Villarcayo y el sur de Vizcaya). En el periodo analizado de tiempo han perecido 26 personas (7,6% del total). Después se sitúan la N-120, con 22 (6,4%); la N-623, con 13 (3,8%); la A-62, con 12 (3,5%); la N-627, también con 12; la N-122, con 9 (2,6%); la N-232, con 8 (2,3%), la N-234, con 6 (1,7%); la A-231, con 4 (1,1%), y, por último, la N-269, con tres fallecidos en los últimos diez años.
Los números parece que justifican la preocupación de los vecinos de los pueblos que a diario han de circular por esa Nacional para viajar de una localidad a otra o acercarse a Burgos, Briviesca y Miranda para hacer gestiones. Muchos confiesan, incluso, que si pueden hacerlo evitan el paso por ella. «Ver las filas de camiones con que te cruzas en muchos tramos y pensar que algún coche puede salir de detrás, da miedo», explica Rafael Solaguren, portavoz de la plataforma de la N-I.
Los miembros de este colectivo están si cabe más enfadados cuando piensan que todas estas cifras las conoce el Ministerio de Fomento «y no hace nada para remediarlo» pues, insisten las mismas fuentes, las obras de reforma de Santa María Ribarredonda y del tramo Monasterio-Cubo de Bureba no va a liberar la Nacional de camiones.
Saben de la peligrosidad de la vía porque el año pasado por estas fechas la ministra de Fomento, Ana Pastor, enviaba una carta a la asociación Nuestro Barrio en la que reconocía que el índice mortalidad de la Nacional -que relaciona el número de fallecidos con tráfico registrado- es un 31% superior al conjunto de las carreteras de la red estatal de naturaleza similar-, un  2,1 frente al 1,6.