La estampa era parecida a la del día de Nochebuena. Calles llenas de gente, colas en los comercios y más tráfico del habitual. Pero no era Navidad, sino el llamado Black Friday o Viernes Negro que se celebra en Estados Unidos después de la festividad de Acción de Gracias y que cada vez se impone con más fuerza en España. Burgos no ha sido ajena a esta ‘fiesta de las compras’ y el pequeño comercio, a pesar de las reticencias iniciales, se sumó finalmente el pasado viernes a esta frenética jornada de consumo que ha tenido una gran repercusión mediática.

La agrupación zonal Centro Burgos y Zona Sur estima en un 40% el seguimiento de la jornada entre sus asociados, si bien su presidente, Raúl Martínez, recuerda que la posición de la entidad es contraria a este tipo de eventos dado que ya existen las rebajas. «Nos diferenciamos por tener un trato personalizado y no nos parece bien hacer un feo a los clientes con descuentos que solo duran un día concreto», manifiesta.

Martínez reconoce que el volumen de participación de pequeños empresarios ha sido «importante» y achaca esta situación a un noviembre «bastante malo» en las ventas. «Cuando el pago de facturas aprieta hay que buscar fórmulas para obtener un poco de liquidez», reconoce el empresario.

Eso y que la adhesión de las grandes cadenas ha sido masiva, acompañada por una campaña publicitaria muy «agresiva», tal y como señala el presidente de los comerciantes de Gamonal, David Ruiz. Zona G admite que el seguimiento en los negocios de Gamonal ha sido «mayoritario». Por ello, avanza que el próximo año la asociación estudiará realizar una campaña con motivo del Viernes Negro. En su opinión, el evento se «ha consolidado» y «no se puede ir a contracorriente» porque al final lo que importa es «vender».