La escultura que mece el viento

I.L.H. / Burgos
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La obra más reciente de Teodoro A. Ruiz, marcada por las líneas estilizadas y la sensación de movimiento, se expone en la sala Círculo Central de la Fundación Cajacírculo • Las piezas únicas están elaboradas en bronce y acero

Teodoro Ruiz posa ante una de las esculturas que expone en la Sala Círculo Central. - Foto: Luis López Araico

Teodoro Antonio Ruiz es conocido, sobre todo, por las esculturas de gran formato que adornan la ciudad, como el peregrino de la plaza del Rey San Fernando, el danzante y el tetín de Alonso Martínez, los dulzaineros de San Lesmes o los Gigantillos cercanos al arco de San Juan. Pero cuando no trabaja en estas piezas de concepción clásica, el escultor divaga con otro estilo sobre temas más abstractos, dando forma a los pases taurinos, los movimientos de las gimnastas, el pose de los músicos o las siluetas de las bailarinas.

A ese otra línea de su trabajo es a la que le dedica íntegra la exposición Mutatis Mutandis que se inauguró ayer en la sala Círculo Central (en la plaza de España) de la Fundación Cajacírculo. Cinco años después de su última muestra con piezas de pequeño formato, Teodoro A. Ruiz avanza en su trayectoria hacia una obra más sintética, en la que con apenas cuatro líneas consigue dotar a las piezas de un movimiento estilizado que hace que parezcan mecidas por el viento.

Un elegante diablo, el tul abierto de una bailarina, el equilibrio imposible de una gimnasta, el chal abierto de una flamenca, un chelo que se confunde con el cuerpo del intérprete, una embarazada que arrastra un racimo, el torero que acaba de entrar a matar, el poderío de una princesa, las ruedas de una bici, un cristo crucificado en forma de vid o un quijote triste.

Con estas 45 piezas que componen la exposición ha abandonado las formas convencionales para obtener una obra más minimalista que gana presencia, plasticidad y dinamismo. «No busco reunir temas. Voy avanzando en lo que me inspira y con lo que me siento a gusto. Camino  hacia la síntesis, buscando el equilibrio y la belleza pese a que se distorsionen las medidas, con pocos volúmenes...», sostiene un escultor que hasta la fecha ha conseguido vivir de su obra, compaginando los encargos con la pieza libre.

Elaboradas en bronce y acero y concebidas como piezas únicas, las obras de Mutatis Mutandis tendrían un precio en el mercado cercano a los 12.000 euros: «Parece una técnica sencilla, pero es muy costosa», añade.

La exposición puede visitarse hasta el 26 de febrero, de martes a viernes de 18 a 21 h. y fines de semana, de 12 a 14 y de 18 a 21 horas.