La noche de la tele

Angélica González / Burgos
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El Fórum Evolución fue ayer el escenario de la gala en la que la televisión local de Burgos se hizo eco de las propuestas de sus espectadores y galardonó a algunas de las personas más destacadas de la sociedad

El público sigue atento a la parodia de Ronco Teatro, que fue uno de los momentos más divertidos de la noche. - Foto: Luis López Araico

 
Ya quisiera el cansino de Bertín Osborne tener la gracia natural que desprende Gerardo de Mateo. Ni de lejos, vamos. El intérprete de Amor Mediterráneo, no contento con pasarse sobre los escenarios burgaleses un día sí y otro también, se animó ayer a hacer de speaker en la gala de entrega de los Premios La 8 Burgos 2014, en lo que parecía una alarmante sustitución de última hora de nuestro compañero. A casi todo el mundo (salvo a unas fans muy fans) se le paró el reloj, por no decir el corazón. Por suerte era una broma; una coña en la que participó de buen grado el jerezano a quien De Mateo, sin despeinarse, le atizó un buen par de mandobles. Entre otras cosas le dijo que un síntoma de que la tele burgalesa andaba en forma era «que daba trabajo a estrellas de capa caída». No es por nada pero es que ya va por el quinto disco de rancheras
Este gag y un par de interpretaciones -entre ellas el Jalisco, no te rajes- fueron la participación estelar de Osborne en una gala que, a partir de ahí, solo pudo ir para arriba. Y vive Dios que lo hizo. Soltura y agilidad por parte de un Rafa Rioja con pajarita que estaba que tumbaba (y al que no se le movió un pelo cuando Bertín  le espetó «¡gracias, chavalín!»);  los redactores de La 8 Burgos, impecables anunciando los galardones; los premiados, alegres y muy concisos a la ahora de los agradecimientos; actuaciones musicales de calidad y actualidad (salvo ya saben quién) y un broche impresionante a cargo de Ronco Teatro que parodiaron un concurso de burgalesismo que debería enseñarse en las escuelas junto con el himno.
Es que no hay mejor cosa que reírse de uno mismo. Si la autoparodia, además, va cosida junto al ingenio, al tesón, al afán de superación y a las ganas de innovar el resultado es muy similar al plantel de premiados que ofreció la noche. Embutidos Cardeña recibió el de los Valores Empresariales, por la audacia de transformar la morcilla de Burgos y llevarla hasta el otro lado del mundo; Quintanilla del Agua se llevó el del nombre más bonito: Pueblo Ejemplar, «por su valor como principal enclave turístico de la comarca del Arlanza». Bien contento que estaba su alcalde, Leopoldo López, que -generoso- compartió el galardón con sus ‘contrincantes’ San Adrián de Juarros y Castrillo Mota de Judíos.
La Orquesta Sinfónica de Burgos se hizo con el de los Valores Culturales por haber llevado la música a los burgaleses desde la pasión de un grupo de jóvenes que, hace ya diez años, se embarcaron en esta aventura. La ribereña Celia Antón obtuvo el denominado Promesas porque con apenas 17 años lo ha hecho todo o casi todo en el atletismo de su categoría. Y lo que le queda. Con tanto desparpajo como el que demuestra en la pista, Antón agradeció que se dieran premios como los de La 8 Burgos «que reconocen a las personas que mejoran la vida». El último de la noche fue también para el deporte, esta vez encarnado en el veterano José Ramón Torres. Superación se llamaba el reconocimiento. Porque Torres ha logrado hacer 42 maratones en todos los puntos del mundo y, como dijeron durante su presentación, lleva prácticamente toda su vida corriendo. El deportista hizo que toda la sala se carcajeara a modo cuando, tras el consabido agradecimiento, hizo notar a los presentes que era su empresa, El Corte Inglés, una de los patrocinadoras de la gala «y allí les esperamos estas navidades para que compren sus regalos». Es lo que se llama estar al pan y a las tortas.
Los protagonistas de la noche recibieron sus premios de manos de los redactores de La 8 Burgos. Ahí estaban, hechos un pincel, Isabel Miñón, Noemí Grajera, Daniel Angulo, Leticia Gutiérrez, Verónica González, Nuria Fernández, Israel Juez, Juan Abril, Fuencisla Criado y Luis Ángel Rozas, capitaneados por el director, Antonio José Mencía, quien reconoció el trabajo diario de todo su equipo y dio las gracias a los espectadores por haber enviado ¡53.000 votos! para   que esta gala fuera posible.
La música actuó de hilo conductor de la noche. Fue una delicia -después de la tortura mexicana del principio- escuchar a Gonzalo Alcina, ex de Melocos y la barba más hipster de la velada, interpretar varios temas de su trabajo Vértigo y tranquilidad, que ha conseguido financiar a través de micromecenazgo.  
También estuvieron fetén Daniel Diges -para los no iniciados, aquel gran pelucón que nos representó en Eurovisión con Algo pequeñito y que ahora, rapado al uno, representa por toda España Los Miserables-, La Musicalité y los jovencísimos My critical summer, que con sus flequillos, sus miradas profundas y sus guitarras acústicas hicieron aplaudir al personal con ganas aunque no entendiera ni una palabra. A estos chicos, que les da por cantar en inglés, ya ves tú.
Hubo otro ínterin con Gerardo de Mateo, esta vez acompañado por el perejil de todas las salsas burgalesas, Antonio Arrabal -por quien esta cronista tiene una especial debilidad, ha de reconocer- quien habló en nombre de los cocineros de esta tierra para agradecer que le gala se hubiera acordado del trabajo inmenso que están haciendo para poner la gastronomía local en el mapa del país. Aprovechó para hablar de su libro  que va sobre trucos de cocina. Servidora ya se lo ha pedido a los Reyes Magos. 
Pero si hubiera que elegir un momento de la noche para quitarse el sombrero fue aquel en el que se plantaron en el escenario los Ronco Teatro. En su peculiar, y ya citado, concurso de burgalesismo, ofrecieron todo el plantel de tópicos maravillosamente ciertos: desde la manera tan simpática que tenemos de saludarnos, apenas levantando la cabeza, hasta el laísmo y el uso del condicional en una tierra que se llama la cuna del castellano, el chiste de las dos estaciones (la del ferrocarril y el invierno) y el de la playa nudista, pasando por las 15 maneras de colocarse la chaqueta en Burgos. Les cuento dos: sobre los hombros si vas a tomar el vermú en Sombrerería y tapándote la boca con ella si prefieres quemar contenedores en Gamonal. Inmensos.