La protesta contra el Círculo Católico apenas reúne a una decena de inquilinos

DB / Burgos
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Entregan una carta al arzobispo quejándose del trato recibido y de falta de participación

Los manifestantes iniciaron su protesta en la sede del Círculo Católico y la culminaron en el Arzobispado. - Foto: Jesús J. Matías

Una decena de inquilinos de las viviendas del Círculo Católico protagonizaron en la mañana de ayer el primer acto de protesta por las calles de la ciudad. Denuncian la falta de atención por parte de la constructora benéfica en los últimos doce meses y la falta de una mayor participación de los 3.000 socios en el gobierno de esta entidad, dirigida por la Fundación Cajacírculo. 
Los manifestantes, que reclaman la dimisión de los actuales gestores de la constructora benéfica y un representante en el patronato de Cajacírculo, iniciaron su marcha en la sede del Círculo Católico, en la calle Concepción, y, tras recorrer el centro de la ciudad, terminaron a las puertas del Palacio Arzobispal donde hicieron entrega de un escrito a Francisco Gil Hellín, en su calidad de presidente de honor del Círculo Católico.
En el escrito se recuerda que son ya doce meses de quejas «por la atención y la poca sensibilidad social de los actuales gestores, que siguen sin escuchar sus demandas, ninguneando sus peticiones, que son de justicia social».
«Los consejeros del Círculo Católico, los mismos que ocupan la directiva de la constructora, hacen oídos sordos a los inquilinos de las viviendas y socios en general del Círculo Católico, a los que no tienen en cuenta para nada. Ellos se nombran a sí mismos patronos de la fundación bancaria o acceden a la secretaría del Ayuntamiento de Burgos de forma no exenta de polémica», apunta el escrito.
 
Elecciones.
Reclaman por ello al arzobispo que tome las riendas de la institución que, considera, está ahora en manos de «personas mercantilistas sin una trayectoria contrastada en acción social, más preocupados en la fundación bancaria surgida tras la debacle de las cajas de ahorros».
Los socios que ayer se manifestaron recuerdan que pagan «religiosamente la cuota [de la Asociación] y los más que ajustados alquileres al mercado actual». Piden por ello tener un patrono que les represente en el patronato de la fundación bancaria elegido democráticamente y un turno de ruegos y preguntas en la junta general anual para poder expresar sus inquietudes, algo que, aseguran, «tienen vetado». 
«No es de recibo que una asociación en pleno siglo XXI siga como a finales del  XIX con un grupito de privilegiados dominando a 3000 trabajadores a los que no les deja ni opinar en lo que debiera ser una asamblea general, como tienen las demás asociaciones de nuestra ciudad».