Lacalle reta al PSOE a que pruebe las «insidias» sobre los coches oficiales

Á.M / Burgos
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Muestra unas cuartillas en las que está reflejado el uso de los vehículos municipales para desmentir que se hayan destruido los partes y anuncia la creación de un libro oficial

Lacalle, junto a Ibáñez (uno de los aludidos), muestra las hojas que presuntamente habían desaparecido. - Foto: DB/Patricia González

«Si es a esto a lo que se refieren, aquí lo tienen». El alcalde, Javier Lacalle, salió ayer al paso de las acusaciones del PSOE sobre la presunta destrucción de un libro de registro de salidas de coches oficiales que contiene, según la versión de los socialistas, pruebas de que dos concejales (Ibáñez y González) usaban vehículos oficiales para desplazarse a viajes privados vinculados a la asistencia a espectáculos deportivos.

Lo hizo señalando que «jamás» ha existido tal libro y que por tanto «difícilmente se puede perder algo que no existe». Sí reconoció la existencia de «anotaciones puntuales de los últimos meses», y acto seguido y las puso a disposición de la prensa para demostrar que no han desaparecido.

En aras a «evitar suspicacias», el alcalde anunció también que se ha dado orden a Secretaría General para que se cree un registro oficial que refleje todas las salidas y el uso de los vehículos, que son siempre conducidos por empleados municipales.

Sobre la acusación del PSOE, Lacalle no quiso asumir la negación de los hechos porque «no se puede invertir la prueba de carga» porque es «entrar en un juego muy serio», por lo que consideró que es «quien hace las acusaciones quien las tiene que demostrar» ya que «no podemos estar a conjeturas y, a veces, con insidias».

«Ridículo»

Para el concejal que lanzó las acusaciones, Antonio Fernández Santos, las «cuatro hojitas» mostradas por Lacalle son algo «ridículo», y se reafirma tanto en que existió un registro de salidas que «fue triturado» para «borrar las evidencias de los viajecitos de estos dos señores».

También se ratificó en que su Grupo «probará» lo que sostiene e invitó a los aludidos a «presentarme una querella si es que lo que estoy haciendo es difamarles». Así pues, ambas partes parecen redoblar su apuesta en un caso que genera tensión. Y mucha.