Peregrinas sin miedo

Gadea G. Ubierna / Burgos
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Hace más de dos meses que desapareció en Astorga una mujer estadounidense en ruta a Santiago, un suceso que se comenta a lo largo del Camino pero que no ha restado afluencia

Un halo de incertidumbre recorre el Camino de Santiago junto a cientos de personas desde que el pasado 1 de abril desapareciera en Astorga una mujer estadounidense y ascendencia coreana llamada Denise Pikka Thiem. La fotografía con su cara ha dado la vuelta a medio mundo y no son pocos los peregrinos que comentan lo extraño del suceso, dado que es opinión generalizada que el itinerario cultural más famoso del mundo es, sobre todo, seguro. Así lo aseguran cuatro extranjeras con las que Diario de Burgos habló en plena ruta, pero también otros peregrinos varones, hospitaleros y apasionados del trazado con origen en Francia.
Uno de ellos es el presidente de la Asociación de Amigos del Camino de Burgos, Jesús Aguirre, quien explica con cierta pesadumbre que los días 6 y 7 de junio se celebró en Santiago una reunión de colectivos de amigos de todo el mundo «y se habló someramente del tema, porque es como un estigma. Lo ocurrido da a entender que esto es como en la Edad Media, cuando los bandoleros podían asaltarte en cualquier momento». Aguirre explica que el presidente de la Asociación de Amigos de Astorga explicó con detalle cuáles fueron los últimos pasos de esta mujer estadounidense, «pero todos concluimos que es muy raro, porque en el Camino no ocurre nada y lo normal es que la gente se acompañe». Y a esto, subraya Aguirre, hay que añadir los rumores y leyendas acerca de supuestos ‘sustos’ que se van transmitiendo de boca en boca. «Pero lo cierto es que a la Asociación de Burgos, en los muchos correos que recibimos pidiendo información nadie pregunta por este tema», recalca el presidente y portavoz en Burgos.
De parecida opinión a Aguirre es Justo Urquijo, navarro jubilado que camina a Santiago por tercera vez consecutiva y que conoce tanto el trazado francés como el del Norte y que en un descanso en la capital burgalesa apunta que «lo más destacable del Camino es que hay gente muy normal». Sin embargo, reconoce que sí se está hablando de la insólita desaparición de Thiem. «Pero el comentario generalizado es que es imposible que se haya perdido, porque al cabo de un tiempo te encuentran. En Roncesvalles, por ejemplo, siempre hay gente que se pierde, pero aparecen enseguida», destaca Urquijo.
Y lo mismo explican hospitaleros del albergue municipal de Burgos y de otros establecimientos de la provincia: no hay preguntas concretas acerca de este asunto ni preocupación aparente, pero todos coinciden en que es muy extraño. Y, sobre todo, perjudicial porque siembra dudas sobre una ruta que hasta ahora se caracterizaba por su tranquilidad y espiritualidad.
 
Marianna Bialek y Krystyna Antonowicz | Polonia
«En los albergues hay mucha seguridad, no hay problema»
 
Sentadas en una de las salas comunitarias de la planta baja de la Casa del Cubo, las hermanas Marianna Biniek y Krystyna Antonowicz explican en inglés que llevaban años «soñando» con la experiencia de caminar hasta Santiago por motivos tanto religiosos como sentimentales, así que empezaron a preparar su viaje hace dos años. «No sabíamos cuántas cosas íbamos a tener que comprar, si íbamos a necesitar ropa muy ligera, si iba a hacer bueno o mucho calor, dónde y qué comer o cuánto dinero íbamos a necesitar», cuentan a la par, para explicar el porqué de tanto tiempo de preparativos. Sin embargo, a pesar de su exhaustivo plan, al comenzar la ruta a finales de mayo en Saint Jean Pie du Port (Francia) se dieron cuenta de que no todo estaba tan atado como creían. «En las informaciones que encontramos ponía que con 600 euros es suficiente para toda la ruta y no es así. Los albergues en Francia cuestan entre 12 y 15 euros, casi el doble que en España, donde se puede dormir y comer por seis o siete euros», afirman. 
Y es de suponer que en tan prolongada y laboriosa preparación, las hermanas Biniek y Antonowicz -así como una tercera que estaba durmiendo en el momento de hacer este reportaje, pero que camina junto a ellas- tuvieran en cuenta un aspecto al que se está dando más importancia tras la desaparición de una mujer estadounidense en Astorga hace dos meses: la seguridad. «Sí, claro, pero nosotras tuvimos la suerte de que nuestro hermano mayor hizo el Camino hace cuatro años y su mujer nos ha explicado muchas cosas sobre ese tema, ha sido muy útil», dicen. Sin embargo, añaden que ni en Polonia ni en España han tenido noticia acerca de la desaparición de la estadounidense y subrayan que su experiencia está siendo «muy buena, porque nos sentimos muy seguras. En los albergues hay mucha seguridad  y a lo largo del Camino también es todo muy tranquilo. No hemos tenido ningún problema».
De hecho, hay otras cosas que les sorprenden o incluso preocupan más que este tema. «Estamos encontrando mucha gente amable y dispuesta a ayudar», dicen, antes de subrayar que también están viendo lo contrario. «En la primera estancia de Francia a España yo quería preguntar por un albergue al que enviar mi mochila y ni me contestaron, directamente. Esto en Polonia es impensable, todo el mundo intenta ayudarte», afirma Atonowicz. «Y lo mismo en algunas tiendas de sitios pequeños, parece que evitan contestar», añade Bialek.
Y otro tanto con el idioma. Las hermanas consideran algo comprensible que en los albergues no se sepa polaco, pero no ocultan su sorpresa por no poder comunicarse en inglés. «Es difícil de entender que en un mundo en el que cada vez se viaja más no hayamos encontrado a nadie en los albergues con quién comunicarnos en inglés», concluyen.

 

Siobhán Nolan | Irlanda

«No he sentido miedo, pero voy con amigos y no me dejan sola»

 
Siobhán Nolan lleva tres semanas caminando. Comenzó en Saint Jean Pie du Port y llegó a Burgos el pasado miércoles junto a cuatro amigos, todos varones. Una circunstancia que, según explica al poco de instalarse en la Casa del Cubo, hace que su experiencia sea algo diferente a la de otras peregrinas que caminan solas o en grupos de mujeres. «Al ir con mis amigos, yo no he sentido en ningún momento miedo o amenazas», contesta cuando se le pregunta acerca de peregrinaje y seguridad. No obstante, apunta que sí cree que «si una mujer camina sola igual sí se siente un poco insegura porque tiene que recorrer sola largas distancias campo a través en las que puede no encontrarse con nadie o en los albergues, al compartir habitación con gente desconocida. Yo voy con cuatro chicos, así que es distinto».
Sin embargo, a diferencia de las otras tres protagonistas de este reportaje, Nolan sí sabía de la desaparición de Denise Thiem en Astorga hace dos meses. «Me enteré en Irlanda y todos mis amigos y familiares me advirtieron de que tuviera cuidado y que fuera precavida. De hecho, cuando oyen noticias sobre la mujer desaparecida me mandan mensajes para que tenga cuidado. Pero yo me siento muy segura, también gracias a mi compañía», apunta. En este sentido, añade que en el mismo reportaje de prensa en el que ella se enteró de la desaparición en León leyó otras «historias», pero destaca que ella no ha visto ni oído nada. Sin embargo, tampoco oculta que trata de tomar algunas precauciones. «Yo camino más despacio que los chicos, así que uno de ellos intenta acompañarme para que no vaya por mi cuenta, porque yo no quiero ir sola por sitios en los que no hay nadie», añade.

Y para terminar, explica que sus motivos para peregrinar no tienen nada que ver con la religión. Tanto sus amigos como ella están preparando un documental para el Discovery Channel sobre antiguos sabios en el Camino y aprovechan las paradas para entrevistar a hospitaleros y expertos sobre este otro punto de vista de la ruta. 

 

Fiorella | Italia

«No siento peligro. Es más, siempre hay quien intenta ayudarte»

 
Un motivo de salud convenció a Fiorella (prefiere no facilitar su apellido) de lo oportuno de aprovechar las vacaciones para hacer el Camino de Santiago en bicicleta. Empezó el pasado 6 de junio y espera poder terminarlo antes del próximo 25, dado que es cuando tiene que incorporarse de nuevo al trabajo. «Así que si no soy capaz de llegar con la bicicleta, cojo el autobús hasta Santiago», afirma sonriente. 
En un momento de insólita tranquilidad en el albergue de la capital, Fiorella explica en italiano que «yo no espero nada del Camino;  no tengo expectativas, me quedo con lo que va sucediendo y ya está». En este sentido, afirma que «todo está yendo bien» y se confiesa muy sorprendida al saber que hace dos meses desapareció una peregrina estadounidense sin dejar rastro. «Qué desagradable, no había escuchado nada. Ni siquiera en España y he hablado con mucha gente», explica, antes de matizar que al ir en bicicleta «puede que sea un poco distinto, porque la ruta la hago sola;es decir, cada día hablo con gente y conozco un grupo, pero por la mañana los despido y me voy sola, no voy hablando con nadie». 
Tampoco oculta que es la primera vez que viaja sola, pero destaca que en ningún momento sintió la necesidad de tomar medidas de precaución antes de salir de Italia y tampoco ahora, en España. «En todas las partes en las que he estado, me he sentido bien. No he percibido ninguna situación de peligro. Es más, si me tengo que parar por cualquier motivo, todo el que pasa me pregunta si hay algún problema, si necesito algo...». De ahí que le parezca todavía más raro que una mujer haya desaparecido sin dejar rastro alguno, como es el caso de la americana Denise Thiem.