Coruña del Conde pierde el avión con el que recordaba a Diego Marín

I.M.L. / Aranda
-

El caza que llevaba dos décadas a los pies del castillo se retiró hace un año para restaurarlo pero el Ejército del Aire y el Ayuntamiento no van a retomar el convenio para su regreso

Ahora vecinos y visitantes tendrán que acostumbrarse a ver el cerro del castillo sin la imagen del avión caza militar. - Foto: DB

Lo que iba a ser algo temporal, por un motivo más que justificable, se ha convertido en indefinido. Hace un año, la localidad de Coruña del Conde perdía uno de los elementos característicos de su estampa: el avión Lockheed T-33, un caza militar de procedencia americana, que descansaba a los pies de los restos del castillo medieval y que recordaba la figura de Diego Marín Aguilera, coruñés pionero de la aviación mundial que usó ese punto, según la tradición oral, para despegar en su vuelo experimental realizado en el año 1794. La retirada del aeroplano por parte del Ejército del Aire respondía a la necesidad de una restauración a fondo que adolecía tanto el aparato como el sistema de anclaje que lo sustentaba.

Doce meses están a punto de cumplirse desde que una gran grúa y tres camiones del Ejército del Aire se llevasen el avión desmontado al aeródromo de Cuatro Vientos para su arreglo. Transcurrido ese tiempo, el propio Ejército del Aire ha confirmado que el caza no va a regresar al lugar donde ha lucido las dos últimas décadas. El convenio de cesión del aparato se ha rescindido tras una conversación entre el Ejército y el Ayuntamiento de Coruña del Conde, en la que se acordó no volver a ubicarlo en el cerro.

El propio alcalde del municipio, José Ángel Esteban, reconoce que hubo una propuesta por parte del Ejército del Aire que no logró el visto bueno del Consistorio. «Nos mandaron un papel para hacernos responsables de si pasaba cualquier cosa, de los arreglos, de si se mete alguien y se cae y esas cosas, y nosotros no queríamos hacernos responsables porque es un lío», afirma Esteban. En su opinión, la conservación del aparato no es algo que pueda llevar a cabo la localidad porque «no disponemos de dinero, antes que lo mantenían ellos sí, porque tienen especialistas para hacer eso».

Cuando se trajo este avión al emplazamiento que lo ha acogido desde junio de 1994, ya se puso sobre la mesa la condición de que el Ayuntamiento tenía que hacerse cargo del buen estado del mismo. «No había ni fecha de caducidad ni nada en el acuerdo de cesión, lo único es que la conservación y el mantenimiento corría por cuenta del Ayuntamiento del pueblo», reconoce Juan Antonio Sánchez, presidente de la Asociación Nuestra Señora de Loreto, agrupación arandina íntimamente ligada al Ejército del Aire que hizo intermedió para que el caza militar luciese en el municipio ribereño.

Como en todos los ámbitos de la vida, la permanencia de este avión en el punto más alto de Coruña del Conde tenía sus detractores y sus partidarios.

Adiós a un símbolo

Tras 20 años, este aparato era algo así como un emblema de la localidad. «Es una pérdida que no vaya a volver porque era un icono ya que tenía Coruña del Conde, con un avión del siglo XX junto a un castillo del siglo XV, que llamaba mucho la atención a la gente», reconoce el presidente de la Asociación Nuestra Señora de Loreto, que recuerda que los vecinos le preguntaban por el aparato cuando se acercaba de visita a esa localidad ribereña.

Sin embargo, desde el Ayuntamiento coruñés piensan que eran más los quebraderos de cabeza que podía traer que el provecho que reportaba. «Era un atractivo cuando lo veía la gente, pero beneficio ninguno», asegura el primer edil. A ello hay que sumar que algún vecino elevó una queja al Ejército del Aire en contra de la ubicación de reactor, por considerar que desentonaba con los vestigios del castillo.

Lo que no se puede negar son los detalles que guarda la hemeroteca sobre la inauguración oficial del monumento al hijo predilecto de Coruña en el bicentenario de su hazaña. En una soleada mañana de junio, centenares de personas subieron hasta este cerro para acudir al acto en el que el alcalde coruñés de entonces, Elías García, y el teniente general jefe del mando aéreo del Centro y de la Primera Región Aérea, Casimiro Muñoz, descubrieron la placa conmemorativa. La cita contó con los sones interpretados por la Banda de Tambores y Cornetas del Macem, una exhibición de la Patrulla Acrobática de Paracaidismo del Ejército del Aire y otra de cuatro aviones C-101 que realizaron diversas maniobras, lo que se recuerda como todo un acontecimiento.