6.900 burgaleses invierten su paro para crear empresa en plena crisis

G. Arce / Burgos
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622 negocios. Los parados están detrás del 71%de las iniciativas surgidas en la Ventanilla Única Empresarial desde 2007

Juan Carlos Ruiz tiene su empresa de servicios industriales en el polígono de Los Brezos. - Foto: DB/Luis López Araico

Los cierres de empresas, los despidos y la drástica caída de la contratación en los últimos cinco años han sido el caldo de cultivo de los emprendedores por obligación, aquellos desempleados a los que no les ha quedado más remedio que arriesgar y montar su propio negocio, o los que han visto en un tropezón laboral la oportunidad para pasar página y dar otro enfoque a su vida alejado de la nómina mensual.

La mayoría de ellos han optado por capitalizar la prestación por desempleo y reunir los fondos suficientes para arrancar con mayor o menor éxito en la aventura de emprender. En los últimos cinco año, 6.900 burgaleses han optado por ese camino (1.290 en 2011, el último año del que se facilita información). Casi el 98 por ciento se han constituido como autónomos (en numerosos casos para desempeñar la misma actividad que antes realizaban como empleados por cuenta ajena), el 41 optó por asociarse en cooperativas y 108 por constituir sociedades laborales. Son las tres fórmulas para las que se permite el pago único, que obliga a iniciar la actividad en el plazo máximo de un mes una vez que ha sido concedido.

Según los datos aportados por el Ministerio de Empleo ySeguridad Social, la media de días capitalizados por estos desempleados es de 150 y el capital medio logrado para empezar la nueva etapa alcanza los 4.032 euros, 4.453 el pasado año.

Fernando está especializándose en control numérico en un curso impartido en el Padre Aramburu.Fernando está especializándose en control numérico en un curso impartido en el Padre Aramburu. - Foto: DB/Luis López Araico A bote pronto, parece poco dinero para empezar, pero el 71% de los que han acudido en los últimos cinco años a la Ventanilla Única Empresarial (VUE)eligieron el apoyo de sus propias prestaciones por desempleo para crear empresas y, además, muchas. Desde 2007, y ateniéndonos a las gestiones realizadas en la Cámara de Comercio, sede de la VUE, se han constituido 662 sociedades por integrantes de las listas del paro. La mayoría (484) se lo montó por su cuenta en el primer año de desempleo (cuando hay posibilidad de agrupar más dinero de prestaciones), mientras que 138 llevaban más de un año en el paro.

Los hombres menores de 30 años y las mujeres de menos de 35  pueden cobrar en un pago único hasta el 80% de la prestación, mientras que los varones mayores de 30 tienen un límite del 60%.

La experiencia y los casos conocidos por este periódico apuntan a que hace falta un año como mínimo para tener claro en qué ámbito se va a iniciar la actividad, con que apoyos económicos y ayudas financieras se cuenta y cuáles son las expectativas de triunfar. El riesgo está ahí (si el proyecto no funciona, la prestación se agota)y los porcentajes de fracaso son muy elevados, dadas las actuales circunstancias económicas:  Nueve de cada diez empresa ha desaparecido en su quinto año de vida, por no hablar de la desaparición de autónomos .

Adolfo Gómez es gerente de Escaleras Burgos, la empresa que creó tras abandonar ‘La Repa’.Adolfo Gómez es gerente de Escaleras Burgos, la empresa que creó tras abandonar ‘La Repa’. - Foto: DB/Luis López Araico    

Edad

Los 45 años suelen marcar el límite máximo para dejar de enviar currículos y empezar a hacer cuentas. El mercado laboral está cerrado para este colectivo y las prestaciones por desempleo terminan a los dos años. ‘Ahora o nunca’ se dicen los emprendedores por obligación. Las 887 empresas constituidas a través de la VUEde Burgos fueron impulsadas por personas de entre 25 y 45 años aunque, según explican desde este organismo, a medida que se ha ido recrudeciendo la crisis se ha ido elevando la edad y es cada vez más numeroso el porcentaje de los mayores de 45 años que optan por el autoempleo.

La forma jurídica más elegida es la individual, el autónomo, en el 85% de los casos. Con el tiempo, y casi como en las listas del paro, ha dejado de tener preponderancia un sexo sobre el otro y en el balance 2007-2011 la creación de empresas se reparte a partes iguales entre hombres y mujeres.

Juan Carlos Ruiz / exempleado de Ansa Lemförder

«Nos hemos reunido cuatro despedidos y ya hemos generado 16 empleos en la ciudad»

Juan Carlos Ruiz fue el último empleado de Ansa Lemförder que cobró la paga de los 25 años de antigüedad antes de ser despedido cuando contaba con 46 años. En esta industria de la automoción se encargaba del diseño y fabricación del utillaje de producción, recepcionaba y seguía la compra de maquinaria. «Era una fábrica con muy buenas condiciones salariales y técnicas, con procesos de fabricación pioneros y buena calidad de productos», recuerda.

Aquello terminó en octubre de 2009, pero la experiencia y los conocimientos recibidos permanecen. «Siempre quise tener algo propio, emprender, pero estaba muy bien en Ansa y su cierre me dio pie a pensar lo que siempre había querido hacer». Tras vivir un tiempo en el paro, Juan Carlos Ruiz se hizo cargo de una distribuidora que llevaba representación de maquinaria de neumática e hidráulica y posteriormente se unió a otros tres socios para impulsar Velentia, una empresa de servicios ubicada en el polígono de Los Brezos, que se dedica a mantenimiento industrial, ingeniería, frío industrial, electrónica y tratamientos con ozono.

«Nos juntamos cuatro socios y cada cual aportó su campo para dar un servicio más personalizado y con más garantías a los clientes». Se da la circunstancia de que los cuatro emprendedores han salido de despidos o cierres de sus empresas y que hoy suman en plantilla 16 desempleados. «El mercado y la experiencia de cada uno nos ha reunido». Velentia nació en septiembre de 2012 y ya tiene entre sus clientes a las principales industrias de la provincia(Tecnoaranda, Grupo Leche Pascual, Benteler, Duo Fast, entre otras).

«Me he dado cuenta de que las empresas de Burgos necesitan gente de Burgos y creo que hay gente muy buena trabajando aquí, algunos que, como nosotros, las circunstancias nos han colocado aquí por empresas que han cerrado».

Juan Carlos nunca se había imaginado en estas circunstancias. «Procuro acordarme lo menos posible de Ansa:me dio 25 años de trabajo y allí me formé profesionalmente en procesos y maquinaria que es difícil encontrar en Burgos. Aprendí y me ha permitido adaptarme».

«No me gusta dar consejos, pero mi experiencia vital me indica que lo importante es no quedarse en casa, salir y buscar, porque a casa no vienen a buscarte...», recuerda, mientras reconoce que, paradójicamente, hoy recibe muchos currículum en su empresa.  «Esta todo muy complicado...».

Fernando Barriocanal / Trabajó en Metalibérica

«Desde el despido nunca he dejado de mirar para adelante»

«Siempre estábamos con que viene el lobo y que viene el lobo, hasta que vino. Ypasó, es una etapa cerrada y la vida sigue...». Desde que abandonó Metalibérica, el pasado año, Fernando Barriocanal no ha dejado de moverse ni de buscar trabajo. Reconoce que no ha tenido suerte, pero no tira la toalla. Ha empezado un curso de 470 horas en el Ecyl (en el Padre Aramburu)de control numérico, que le está permitiendo perfeccionar los conocimientos que adquirió en la fábrica de bañeras de la carretera de Logroño. «No hay trabajo, pero si aparece, las empresas quieren especialistas en tecnología puntera y por eso me interesa».

Como muchos despedidos, soporta la situación gracias a la prestación por desempleo y al sueldo de su mujer, que le permite sostener las necesidades de una familia de tres niñas (una de 9 años y dos mellizas de 7). «Por ahora tenemos un colchón y un poco de tranquilidad, pero nunca dejo de mirar para adelante».

Es consciente de que con 45 años las oportunidades son mínimas. «No he recibido ni una sola llamada en los últimos meses, ni incluso para una simple entrevista...». Sabe además que, si surge algo, no será en las mismas condiciones laborales que tuvo en Metaliberica durante los 14 años y medio que trabajó allí. «Espero como mucho un contrato de tres meses y a ver... Hay que adaptarse a los tiempos y no esperar a que el empresario venga a buscarte».

Lo de crear una empresa como alternativa no va con él: «Aún no me he visto en esa necesidad de arriesgarme, entiendo que es para gente con más ánimo emprendedor, que sabe gestionar un negocio, pues, no olvidemos, tiene riesgos económicos».

La mayoría de los 78 despedidos en Metalibérica sigue en el desempleo, muchos se han prejubilado.   

Adolfo Gómez / trabajó en Trw Automotive

«En el cierre no vi una condena sino una oportunidad en la vida»

«Le agradecemos sinceramente los servicios prestados, lamentamos habernos visto forzados a la extinción de su contrato de trabajo debido a circunstancias de mercado que son totalmente ajenas a su persona, y le deseamos que tenga suerte y éxito en la nueva trayectoria profesional que inicie». Adolfo Gómez fue uno de los 292 trabajadores de TRWAutomotive que el 20 de julio de 2005 recibió esta carta de despido y, efectivamente, tuvo suerte y éxito. Hoy, con 49 años, dirige con su mujer la empresa Escaleras Burgos, que montó gracias a la indemnización por despido que recibió, la capitalización de su desempleo en cuotas de la Seguridad Social y un préstamo de Iberaval a los emprendedores.

Gómez, que en la fábrica de Quintanaortuño se ocupaba del departamento de calidad a proveedores, vio en el cierre de TRW la oportunidad de montárselo por su cuenta que siempre había añorado y nunca se había atrevido a afrontar. «Alcancé un estatus profesional por promoción interna que no iba a conseguir en otro lado y de siempre tuve la ilusión por emprender y crear un negocio propio». «Al final, el cierre fue el empujón que necesitaba».

Barajó varias ideas de negocio, incluso con algunos compañeros de fábrica, y finalmente se decantó por las escaleras. «Es difícil el salto de asalariado -estuvo 17 años en la ‘Repa’- al de empresario pero puse toda la ilusión en el empeño».

Gómez reconoce que TRW no cerró en plena crisis, pero a él sí le tocó en su negocio. «Tras un año de formación en Francia en el Grupo Escaleras Europeas, empecé en  el polígono de Gamonal en 2006 e incluso barajé la idea de contratar a un comercial y un instalador, pero en 2008 me vino la crisis actual y la cosa se torció». Su tabla de salvación es la industria, su principal cliente.