Los ladrones de San Pedro de Cardeña iban a robar en la Cartuja

I. Elices / Burgos
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Las cámaras de seguridad les grabaron realizando un reconocimiento «discreto» de este conjunto monumental. Entre los objetos requisados, hay algunos del robo de Villatoro

Miguel Salom y José María Arribas obsevan una de las cajas recuperadas. - Foto: DB/Jesús J. Matías

La banda de rumanos que desarticuló el jueves la Guardia Civil había llevado a cabo labores de reconocimiento en otro importante conjunto monumental burgalés, la Cartuja de Miraflores, donde previsiblemente iban a dar un golpe en próximas fechas. Las cámaras de seguridad de este monasterio les grabó en días anteriores al robo de San Pedro de Cardeña en  actitud de «vigilancia discreta», como señaló ayer el sargento de la Policía Judicial, Carlos Lacalle.

El teniente coronel de la Comandancia, Miguel Salom, subrayó «la rapidez» con la que se ha llevado la operación, lo que ha permitido «evitar» otro golpe al patrimonio artístico burgalés. De no haber sido por la agilidad que ha demostrado la Benemérita, lo más probable es que «hubieran sacado los objetos de la provincia e incluso del país».

  En el registro del inmueble de Parralillos, donde fueron arrestados los tres rumanos, guardaban, además de las piezas robadas en el convento cisterciense -solo faltan algunas arras de oro de la colección Escolar-Puente- había objetos procedentes de otros expolios. Entre ellos algunos de los que desaparecieron de la iglesia de Villatoro el fin de semana del 4 y 5 de febrero, tal como publicó  este periódico: 14 candelabros, una vinajera, una bandeja de comunión y una cruz, pero los arrestados no estaban en posesión ni de los cálices, ni de la corona de plata de la Virgen ni del lienzo del siglo XVII.

Entre el material requisado también había otras piezas de arte religioso sustraídas de otros templos, aunque la Guardia Civil aún no desconoce su procedencia. Lacalle señalaba ayer que podían ser de otras provincias.

Los cacos estaban altamente «especializados» en robos contra el patrimonio. Contaban con los sistemas de apertura de puertas más sofisticados, taladros silenciosos y extractores de bombines. Asimismo, han sido requisadas dos alarmas con las que hacían prácticas para desactivar dispositivos del mismo tipo a los que se iban a enfrentar en sus golpes.

Uno de los ladrones tenía su residencia en Burgos, mientras los otros dos vivían en La Rioja y se desplazaban hasta la capital para llevar a cabo los golpes. Se trata de M.S., de 28 años; L.F., de 40, y I.M.G., de 37. La Guardia Civil da por desarticulado el grupo criminal, que califican de violento, aunque Lacalle señaló que «no presentaron resistencia» cuando fueron arrestados.

Les fue requisado un revólver Magnum, americano, y una pistola simulada, además de pasamontañas, pelucas, una lupa para falsificar llaves, arneses y mosquetones de escalada. Entre el botín también había objetos procedentes de asaltos a domicilios, como una colección de relojes de pulsera (40 en total), joyas, un ajedrez metálico, etc. También tenían 4.800 euros en billetes y utilizaban una nave de Villariezo para repostar, con un depósito ilegal de combustible de 1.500 litros.

El grupo se considera desarticulado, si bien la Policía Judicial continúa investigando la completa actividad delictiva de la banda.