Cirugía a 70 metros de altura

I.L.H. / Burgos
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Un paseo por las agujas alertó del deterioro de una pieza, allá en lo alto, que necesitaba mantenimiento • Las grietas que presentaba un pináculo de la torre norte ha requerido la reconstrucción de una parte y la consolidación del resto

Antes. La pieza restaurada es la que aparece a la izquierda de la imagen, a la diestra de la escultura del santo, sobre el escudo, en el balconcillo de la torre. - Foto: Ángel Ayala

Hace ya veinte años que se intervino de urgencia en las agujas de la Catedral y quince de la restauración de la fachada de Santa María, incluyendo sus dos torres. Al margen de las grandes y costosas rehabilitaciones, la Catedral requiere de un mantenimiento continuo porque son muchos los elementos que la componen y el deterioro es constante.

Una vez ubicados en el tiempo, situémonos ahora en la zona en la que se acaba de intervenir como ejemplo de lo que supone el trabajo de mantenimiento en la Catedral. Un paseo por las agujas alertó del deterioro de un pináculo de la torre norte, que en su día, cuando se restauró la zona estaba bien, pero en estos momentos presentaba importantes grietas. Si nos colocamos de frente a la portada de Santa María, la torre norte es la de la izquierda. La piedra dañada corresponde a uno de los elementos de la zona que mira a la otra torre. Si ambas miden aproximadamente 89 metros de altura, el pináculo en cuestión, situado en el primer balconcillo, está anclado a unos 70 metros. A esa altura tuvieron que subir el andamio, desmontar la pieza y, una vez recuperada, volverla a colocar en el sitio que le corresponde.

«El trabajo más difícil es siempre el que hay que hacer en altura, por la seguridad que se necesita y por las dificultades propias de la zona», explica Miguel Ángel Ortega, aparejador de la Catedral, que recuerda las estrecheces de las torres. «Forma parte de nuestro trabajo ir revisando balaustradas, pináculos y elementos puntuales de todo el templo y, cuando algo lo necesita, intervenimos», añade.

Al desmontar el pináculo en agosto pasado comprobaron que las grietas habían abierto por completo la piedra, quizá porque el hierro que lo sujetaba se había dilatado por el óxido y terminó por romper la piedra, o quizá por el paso del tiempo, la humedad, las heladas, el viento... o quizá por todo a la vez.

De las tres partes del pináculo, la inferior es la que peor se conservaba por lo que el equipo de restauración que trabaja en la Catedral ha procedido a reintegrarla en piedra natural de Hontoria, la propia de la Seo, para que posea «la misma coeficiencia de absorción», según apunta Ortega.

Con las otras dos partes que presentaban mejor estado se trabajado para coserlas a la base, después de haberlas tratado, limpiado y consolidado. Además han aprovechado la reintegración para a cambiar el hierro del interior de la piedra por acero inoxidable.

Concluido el trabajo en «el taller», el pináculo se ha vuelto a colocar en su sitio, en la torre norte, en el balconcillo situado a unos setenta metros de altura. No es fácil apreciarlo desde abajo, por eso les acercamos estas imágenes que dan cuenta del proceso.